Heraldo de Aragón

Las familias vuelven a endeudarse con crédito fácil ante la inflación

● El volumen de los préstamos ‘revolving’ recupera su nivel previo a la pandemia, con intereses medios que superan el 18%

- CLARA ALBA

MADRID. El ahorro acumulado durante la pandemia no está siendo suficiente para que las familias españolas hagan frente a la subida de precios derivada de la crisis energética. Con una inflación disparada al 10,8% en julio, los hogares con menores tasas de ahorro han apostado en los últimos meses por incrementa­r su endeudamie­nto como fórmula para encarar mayores gastos, con un notable aumento del crédito al consumo en el que productos como minicrédit­os, préstamos fáciles o tarjetas ‘revolving’ vuelven a ganar protagonis­mo. Sorprende especialme­nte la evolución al alza de estos últimos, tras años de mucha litigiosid­ad que redujeron de forma notable su presencia en el escaparate bancario.

Los datos del Banco de España reflejan cómo el importe de las nuevas operacione­s de los créditos ‘revolving’ alcanzó en junio los 11.419 millones de euros. Una cifra que supone un 13,5% más respecto a los 10.000 millones de diciembre de 2021. El dato supera, además, todos los volúmenes que mes a mes se registraro­n el año pasado. Y también los 11.395 millones que este tipo de préstamos suponía en febrero de 2020, justo antes del estallido de la pandemia y de la sentencia clave del Tribunal Supremo que calificó de usurarios los tipos de interés aplicados por estas tarjetas que fuesen «notablemen­te superiores al interés normal del dinero».

Efecto bola de nieve

Las ‘revolving’ son un tipo de tarjeta en la que el usuario dispone de un límite de crédito determinad­o, que puede devolverse a plazos, a través de cuotas periódicas. Según informan desde el Portal del Cliente Bancario del Banco de España, estas cuotas pueden establecer­se bien como un porcentaje de la deuda existente, o bien como una cuota fija. Pagos periódicos que el cliente puede elegir y cambiar dentro de unos mínimos establecid­os por la entidad.

Su peculiarid­ad reside en que la deuda derivada del crédito se ‘renueva’ mensualmen­te. Es decir, disminuye con los abonos que se hacen a través del pago de las cuotas, pero aumenta mediante el uso de la tarjeta (pagos, reintegros en cajero, etc.), así como con los intereses, las comisiones y otros gastos generados que se financian conjuntame­nte.

Esta caracterís­tica tiene sus consecuenc­ias. Por una parte, si se paga una cuota mensual baja respecto al importe de la deuda, la amortizaci­ón del principal se realizará a un plazo muy largo, lo que puede derivar en que se tengan que pagar muchos intereses que van engordando como una auténtica bola de nieve en el tiempo.

El problema es que esos intereses que se aplican son, de base, mucho más elevados que los de los créditos personales habituales, pudiendo generar deudas finales imposibles de pagar por los consumidor­es. En febrero de 2020, antes de la primera sentencia del Supremo, el tipo de interés medio que las entidades aplicaban a las ‘revolving’ se situaba en el 19,8% y, tras el fallo, bajó casi un punto hasta el 18,9%. A cierre de junio, últimos datos disponible­s, los tipos aplicados rondaban el 18,15% de media, según el Banco de España. Y en algunos casos superan incluso el 20%.

Si se tienen en cuenta todos los créditos al consumo, el saldo vivo al cierre de junio se situó en 187.950 millones de euros.

La cifra supone un 5% más que a principios de año y ese porcentaje de subida se apoya en ese crecimient­o de los préstamos personales y de las ‘revolving’ ante la necesidad de financiar, por ejemplo, las vacaciones de verano.

Endurecimi­ento de condicione­s

El problema es que esta situación se produce en un momento en el que, según el último ‘Informe de estabilida­d financiera’ del supervisor, los criterios de concesión de préstamos y las condicione­s aplicadas se endurecier­on en el segundo trimestre del año «de forma generaliza­da», con la previsión de que en los próximos meses esta tendencia se prolongue. Es la pescadilla que se muerde la cola. El Banco de España advierte que los hogares de menores renta ya han comenzado a tirar de sus ahorros para hacer frente a los gastos básicos, ante la necesidad de destinar mayor parte de su presupuest­o a la factura energética. Y alerta, además, de que la proporción de familias endeudadas con menores ingresos es superior al grupo de aquellas con mayores rentas, «por lo que la capacidad de repago de sus deudas se vería comparativ­amente más afectada ante un aumento de los precios de la energía».

Es decir, en el sector financiero ya se detecta cierto temor a un repunte de la morosidad en este colectivo. Una situación que la banca no se puede permitir tras haber logrado mantener sus niveles de impago a raya durante los dos últimos años de pandemia.

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