MARTA MARTÍN ES LA ÚLTIMA GANADERA DE SU FAMILIA
pastoreo, también trabajan en limpiar el monte y los cortafuegos, una labor que permite aportar una pequeña ayuda a la prevención de incendios en los montes.
Además de promover la cabra de carne, en Entrecabritos tratan de recuperar razas que están desapareciendo. «Normalmente, la gente ‘se quita’ las cabras porque no son rentables. Se utilizan sobre todo para la leche y su carne solo suele consumirse en Navidad», explica
Martín, que también denuncia que el relevo generacional para la ganadería de caprino es «muy malo». La Blanca de Rasquera, la Andaluza o Celtibérica son las razas que tratan de recuperar. La elección de estas razas se debe, entre otras, a sus características físicas: «son cabras con poca ubre, idóneas para esta zona. La flora que tenemos aquí les dañarían y harían heridas con el peligro de infectarse».
La pareja se encarga de todo el proceso, desde la cría hasta el reparto al cliente. Por el momento, el encargo de su carne se hace a través de ‘Whatsapp’ y el cliente recibe el producto adobado y envasado al vacío, conservando todos sus jugos y esencias. Aunque también trabajan en crear un punto de venta en el municipio turolense.
Con el objetivo de dinamizar la zona y dar a conocer tanto sus territorios como su trabajo, realizan una experiencia gastronómica en el entorno. En esta actividad, dividida en tres partes, en la que cada uno puede elegir la que más se adapte o combinando alguna entre ellas. ‘Admira’ consiste en una visita guiada en el entorno de la Laguna de Gallocanta. ‘Degusta’ ofrece una cata del cabrito lechal asado a baja temperatura. Por último, ‘Acaricia’ en la que los asistentes pueden visitar a las cabras, pastorear, conocer las tareas diarias o en época de nacimientos, visitar la guardería.