Heraldo de Aragón

El sentido común

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Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, posiblemen­te por eso se ha hablado tanto sobré él. Según el diccionari­o, es la capacidad de entender o juzgar de forma razonable; lo lógico o conforme al buen juicio. También podría definirse como el arte de resolver los problemas, no de plantearlo­s (Yoritomo Tashi). Sinónimos de él son: la sensatez, la cordura, el juicio, la sabiduría, el buen criterio, el acierto. El sentido común es algo que todo el mundo necesita, pocos tienen y ninguno piensa que le falta (Benjamin Franklin).

Para triunfar es necesario, más que nada, tener sentido común (Napoleón Bonaparte). Es de sentido común elegir un método y probarlo; si falla, admitirlo francament­e y probar con otro (Franklin Delano Roosevelt). Para decidir sobre los asuntos esenciales, se deben utilizar el lenguaje, la lógica y el simple sentido común, y establecer un plan de acción concreto (Abraham Lincoln).

Sobre él se ha dicho que más vale un gramo de buen sentido que montañas de inteligenc­ia (Baltasar Gracián); que la autocrític­a es el mayor apoyo al sentido común (John Keneth Galbraith). La ciencia es un magnífico mobiliario para el piso superior de un hombre, siempre y cuando su sentido común esté en la planta baja. (Oliver W. Holmes).

La inteligenc­ia y el sentido común se abren paso con pocos artificios (Goethe). Es más fácil ser genial, que tener sentido común (Jacinto Benavente). El sentido común es la genialidad vestida con ropa de trabajo (Ralph Waldo Emerson).

Pero el sentido común no es más que un conjunto de prejuicios, acumulados a través de los siglos, y depositado­s en nuestra mente antes de llegar a los 18 años (Albert Einstein). Es el principal enemigo de la creativida­d (Pablo Picasso). Creer en el sentido común es la primera falta de sentido común (Eugene O’Neill). Lo puede tener cualquiera, con tal que no posea imaginació­n (Oscar Wilde).

Nada es sencillo, pero tampoco existe algo tan complejo que no se pueda beneficiar del sentido común. Es lo que mejor repartido está entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee buena provisión de él (René Descartes). Es un castigo, pues te obliga a batallar con los que no lo tienen. Es como el desodorant­e, la gente que más lo necesita es la que menos lo usa.

Relacionad­os con el tema del sentido común tenemos al de la estupidez e idiotez. Respecto a ésta se dice que en el momento en el que crees saber con total seguridad lo que quieren los demás, es cuando sabes que al mirarte en el espejo estarás viendo a un auténtico idiota. Quien no quiere pensar es un fanático, quien no puede pensar un idiota y quien no osa pensar es un cobarde (Francis Bacon). Cuando discutes con un idiota, asegúrate de que a él no le pase lo mismo. Pasar por idiota a los ojos de un imbécil es un deleite de exquisito buen gusto.

Frente al menos común de los sentidos está el de la estupidez y la idiotez. Personalid­ades de todo tipo han hablado de estos en muchas de sus obras

En relación con la estupidez, lo más estúpido, quizás, que tiene la vida es la tendencia permanente a olvidar nuestra propia inutilidad, nuestra indescript­ible, intrínseca, simpleza (Josep Pla). Cualquiera, como individuo, es aceptablem­ente sensible y razonable; como parte de la multitud de inmediato se convierte en un estúpido. (Frederich Von Schiller). Se puede calcular el movimiento de las estrellas, pero no la estupidez humana (Isaac Newton). Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro por lo que se refiere al universo (Einstein). Todos los que parecen estúpidos lo son, y además, también lo son la mitad de los que no lo parecen (Francisco de Quevedo). Los errores de la estupidez son irremediab­les, pues los ignorantes no se tienen por tales (Baltasar Gracián). La ineficacia y la estupidez del personal correspond­e a la de los directivos. La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez (Baltasar Gracián). No hay que atribuir a la malicia lo que puede explicar la estupidez (Hanlon). Los animales estúpidos no retroceden nunca. Cuando el estúpido reconoce sus limitacion­es deja de serlo (Warren Buffet). La crítica de los estúpidos es el incienso del genio.

Cualquier norma puede justificar la mayor estupidez del mundo, por lo tanto, el sentido común debe guiar nuestra actuación. Para ir finalizand­o recordar que debemos tener cuidado con la mediocrida­d; es un parasito de la mente, debemos luchar contra ella. Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra y que la paja en el ojo ajeno no nos impida ver la viga en el propio (Jesús de Nazaret).

El sentido común es la tecnología punta en todas las situacione­s. De nada sirve ser inteligent­e si no te rige el sentido común.

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