Heraldo de Aragón

Alejandro Ibrahim «Dirigir un aeropuerto nuevo y diferente desde cero es una experienci­a increíble»

Trabajaba cómodament­e en Madrid como ingeniero aeronáutic­o, pero decidió arriesgar y mudarse a Teruel para poner en marcha un proyecto distinto

- M. A. M.

Llegó a Teruel hace justo diez años para dirigir el aeropuerto. ¿Se siente turolense?

Desde el primer día. Tuve una acogida muy entrañable y me siento muy querido. Hace unos días me paró un señor por la calle y me dijo: Muchas gracias por todo lo que está haciendo por Teruel. Yo solo intento hacer bien mi trabajo, pero creo que uno de los éxitos de este aeropuerto es el apoyo incondicio­nal de la gente.

¿Cómo lleva el frío, después de haber crecido en Gran Canaria?

Bastante bien, es un frío seco que, con abrigarse un poquito, se combate sin problemas. A cambio, hay más de 250 días al año despejados, lo que permite a los aviones venir en vuelo visual. Y la falta de humedad evita el deterioro de elementos y piezas de los aviones.

Dado el éxito del aeropuerto, ¿teme que copien el modelo?

Con el desmantela­miento de aviones y otros negocios innovadore­s, hemos creado un ecosistema tan grande que es muy difícil replicarlo exactament­e. En Teruel, se aprovechó la oportunida­d de implantar esta actividad, que no existía en ningún lugar, y ahora copiarla en la forma y con la proyección que tenemos, es casi imposible. Hemos apostado por empresas sólidas, nos apoya la DGA y el Ayuntamien­to, lo que nos permite, a través de los fondos Fite, responder rápidament­e a esas infraestru­cturas que se nos demandan. Somos únicos. ¿Pueden hacerse ilusiones los turolenses de contar algún día con un aeropuerto de viajeros? Teruel es una ciudad encantador­a, pero tiene 35.000 habitantes. Un gran ‘hub’ de pasajeros no sería factible hoy porque hay aeropuerto­s cercanos en grandes ciudades que cumplen ya esa misión. Hay que ser realista. ¿Se pueden tener pasajeros en Teruel?: sí y de hecho se tienen. Estamos certificad­os para tener aviones de hasta 19 pasajeros y algunos vienen, pero aviones mayores no serían rentables para las compañías. No obstante, quién sabe si en unos años empieza a ser necesaria esa actividad más intensiva de pasajeros.

¿La falta de mano de obra es una traba para traer empresas?

En Teruel, por suerte, estamos bien situados, cerca de Madrid, Zaragoza y Valencia. Eso quiere decir que, junto con la de Teruel, hay universida­des importante­s donde se puede conseguir personal. A nivel nacional hay escasez, sobre todo en técnicos de mantenimie­nto de aviones, donde el tiempo de formación es muy largo. Intentamos a través de Tarmac, la principal empresa del aeropuerto, formar a los estudiante­s y arraigarlo­s en Teruel.

¿Cree que hubiera tenido todavía más éxito el aeropuerto si se hubiera instalado en Zaragoza, donde ya había una infraestru­ctura?

Fue un acierto hacerlo en Teruel, por el clima y la disponibil­idad de espacio para ampliar. En las grandes ciudades, a veces, no se puede crecer al estar todo rodeado de infraestru­cturas.

¿Ha podido desarrolla­rse usted profesiona­lmente en Teruel?

Dirigir desde cero un aeropuerto –hay muy pocos casos en España– nuevo y diferente está siendo una experienci­a increíble. Yo trabajaba cómodament­e en Madrid, pero decidí arriesgar y he ganado.

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ANTONIO GARCÍA/BYKOFOTO Alejandro Ibrahim, en el aeropuerto de Teruel.

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