Dudosa defensa de Ceuta y Melilla
Recientemente, Mohamed VI felicitaba a Sánchez por su «clara y responsable» posición sobre la marroquidad del Sahara, a consecuencia de la cesión de Sánchez al reino alauí de la histórica baza negociadora del Sahara Occidental y sus enormes yacimientos de teluro y cobalto, lo que vendía la posición española en el Magreb. Aprovechando la debilidad del Ejecutivo español y como ‘pago’ a tal cesión, Rabat ha venido abriendo el grifo de la inmigración ilegal hacia Ceuta, Melilla y Canarias y ha desmentido una nueva mentira de Sánchez sobre el acuerdo para la creación de puestos aduaneros en Ceuta y Melilla, en línea con la negativa alauí a reconocer la españolidad de ambas plazas. Posición esta que contrasta con la promesa de Sánchez a Marruecos de no reforzar militarmente ambas ciudades, fiando el futuro de su soberanía a la ‘buena fe’ de Marruecos. El penúltimo acto en esta secuencia de sinsentidos lo protagoniza una impresentable exministra del anterior Gobierno socialista, actualmente asesora de educación en Marruecos, que, ignorando historia y derecho y cual globo sonda de oscuro plan, ha respaldado las ambiciones anexionistas de Marruecos sobre Ceuta y Melilla, declarando ante un mudo Zapatero que «Ceuta y Melilla son vestigios del pasado que interfieren en las relaciones con Rabat y suponen una afrenta para la integridad territorial de Marruecos», hecho hasta ahora no respondido por el Ejecutivo. Esta escalada de hechos viene a remarcar la inoperancia del Gobierno de Sánchez, su nefasta política migratoria, el flagrante incumplimiento de los protocolos de la UE y la Ley de Extranjería para agilizar las repatriaciones y aumenta las sospechas sobre lo espiado por Rabat con Pegasus al presidente, durante la crisis diplomática por la entrada en España del líder polisario Ghali.
Miguel Ángel Moliner del Ruste ZARAGOZA