Heraldo de Aragón

Manuel Martínez «Es un fracaso que la víctima tenga que salir de su centro»

El coordinado­r del teléfono de ayuda contra el acoso escolar y psicólogo reclama programas de prevención en las aulas desde los primeros cursos de primaria

- S. CAMPO

¿Quién está detrás del teléfono contra el acoso escolar?

Yo soy el responsabl­e y uno de los psicólogos de Asapme que lo atiende junto a otras tres psicólogas. Somos un nexo de unión entre familias, colegios y Educación. Pero podría darse el caso de hablar con un menor muy desbordado que necesitara una apoyo profesiona­l. En los siete años de funcionami­ento estos casos se cuentan con los dedos de una mano. Desde que se implantó el protocolo contra el acoso en 2018 el número de llamadas ha descendido. En los dos primeros de este curso 43 y dos posibles casos de ‘bullying’. ¿Son muchas?

Considero que solo una llamada es una cifra elevada, porque el protocolo deja muy claro que ante una simple sospecha se tiene que activar. La mayoría de los padres desconocen que existe este reglamento y que ellos pueden activarlo. Por eso les instamos a que lo trasladen así a sus colegios. Si no les hacen caso es cuando nosotros ponemos una notificaci­ón del caso.

¿Los centros son reacios a abrir el protocolo?

En general no lo son, pero hay algunos que sí y es una pena porque es un buen instrument­o, aunque sea mejorable. Es verdad que supone mucho papeleo y burocracia que puede llevar a pensar que es difícil trasladarl­a al bienestar del alumno.

¿Cómo se podría mejorar?

Más que el protocolo, el sistema educativo debería replantear­se la necesidad de una mayor prevención dentro de los contenidos lectivos. Si se metiera caña con este tema a los chavales desde primero de primaria no sería necesario abrir muchos protocolos.

En muchos casos que trasciende­n, la víctima acaba abandonand­o el colegio. ¿Es un fracaso?

Sin lugar a dudas. Es un fracaso que la víctima tenga que salir de su centro. Jamás alguien que es agredido debería tomar como solución para continuar su vida el escape del lugar en el que ocurren los hechos. Si alguien se va, deberían ser los culpables. Pero ni siquiera eso, considero que la solución pasar por crear un entorno de convivenci­a y que las conductas disrruptiv­as no queden impunes. Otra cosa es que muchos padres vean que la solución se demora y quieran buscar un contexto nuevo para su hijo que sufre consecuenc­ias psicológic­as. Es respetable y puede haber situacione­s en las que al final sea lo mejor para ese menor. ¿Qué falla para que ocurra?

En los centros no se hace la prevención necesaria, pero tampoco en las familias. Tenemos que asumir que la violencia indiferenc­iada ocurre entre todos los grupos humanos, en el aula a edades muy tempranas, y enseñar a lidiar con ella y que por estar en un lugar ventajoso no se puede machacar al de al lado. Muchas veces desde el hogar se prefiere que un hijo esté en el lado de los acosadores.

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