Olona inicia los trámites para que el ganado bravo del valle del Ebro sea raza autóctona
● Un estudio de la Universidad de Zaragoza avala las características genéticas que lo hacen singular
ZARAGOZA. El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, propondrá que el ganado bravo del valle del Ebro sea considerado raza autóctona. Para eso va a iniciar la tramitación de solicitud en dicho registro. Lo hará a través de la Dirección General de Desarrollo Rural, que dirigirá el expediente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, quien someterá la consideración a la Comisión Nacional de Zootecnia.
Esta solicitud estará avalada por los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Zaragoza en el que se concluye que la caracterización de este tipo de ganado lo diferencia claramente de otras poblaciones bravas, incluida la denominada casta navarra, «por lo que debería considerarse a estos animales como una población autóctona de Aragón».
El anuncio lo realizó ayer el consejero durante la presentación de dicha investigación, con la que se ha analizado la diversidad, la estructura genética y su posible relación con otras poblaciones de ganado bravo y ganado autóctono de la península ibérica de 180 animales 180 animales (14 machos y 166 hembras) de siete ganaderías de la Comunidad aragonesa. Animales que se han comparado con una población de toro de lidia muestreada en el valle del Ebro, así como con la población brava casta navarra, la raza brava de Portugal y con las distintas razas ibéricas analizadas previamente en el marco de la Red Internacional de Biodiversidad.
«Son reses un poco más bravas, tienen una cornamenta especial, las sienes más estrechas, no tienen papada, sus capas son variadas y, en definitiva, poseen unas características morfológicas diferenciadas», explicó la directora del Laboratorio de Genética Bioquímica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, Pilar
Zaragoza, que ha dirigido la investigación junto con la profesora Inmaculada Martín-Burriel.
Zaragoza detalló que estos animales son, por naturaleza, rústicos y el espacio físico donde se desenvuelven son prados salitrosos naturales no aptos para otros bóvidos más exigentes en alimentación. «Su supuesto escaso valor, comparado con otro ganado bravo, ha hecho que la población disminuya y en la actualidad se encuentre en peligro de extinción». Por ello, añadió la investigadora, este estudio, el primero de caracterización genética que se realiza al conocido como ‘ganado bovino autóctono de la tierra’, es un primer paso para su conservación.
«Vamos a impulsar la consideración de este ganado bravo como raza autóctona porque entendemos que es la herramienta más apropiada para garantizar la conservación y protección de este patrimonio genético tan valioso», insistió Olona, que aseguró que este ‘status’ permitiría además a las ganaderías el acceso a las ayudas que la Política Agraria Común –a través del PDR– destina a las razas autóctonas.