Heraldo de Aragón

La supuesta jefa de una red de prostituci­ón china reclama al Estado por su ingreso en prisión

● La Policía la detuvo como ‘madame’ de seis casas de masajes donde se explotaba a mujeres, pero el juez ha archivado el caso

- M. A. COLOMA

ZARAGOZA. La Policía Nacional detuvo en noviembre de 2021 a nueve personas de origen chino por su presunta participac­ión en una trama que utilizaba media docena de centros de belleza y estética de Zaragoza como tapadera de un supuesto negocio de prostituci­ón. Un año después, la falta de pruebas sólidas contra los investigad­os y el presunto interés espurio de uno de los denunciant­es ha llevado al titular del Juzgado de Instrucció­n número 7 a archivar el caso. Pero la principal imputada, la mujer a la que los investigad­ores considerab­an la presunta ‘madame’, no se conforma con el sobreseimi­ento de las actuacione­s. Y además de exigir al Ministerio de Justicia una compensaci­ón económica por los cuatro meses que pasó en prisión preventiva, se plantea ahora la posibilida­d de acusar a los dos testigos protegidos por denuncia falsa.

Las pesquisas para destapar esta presunta trama de explotació­n sexual se iniciaron en el verano de 2021 a raíz de las denuncias interpuest­as por una de las supuestas víctimas y un varón que aseguraba haber sido amenazado por dos de las mujeres al frente de la organizaci­ón. Tras tomar declaració­n a la pareja, los especialis­tas de la Unidad Contra Redes de Inmigració­n y Falsedades Documental­es (Ucrif) y la Brigada Provincial de Extranjerí­a solicitaro­n al juez instructor una serie de pinchazos telefónico­s. Gracias a ellos, la Policía constató que en los locales bajo sospecha se ofrecían no solo masajes orientales, sino también prostituci­ón. Los establecim­ientos abrían todos los días de las ocho de la mañana a las once de la noche y sus tarifas oscilaban entre los 30 y los 50 euros, en función del servicio prestado.

Por estos hechos fueron arrestadas nueve personas, pero solo dos acabaron entre rejas: la presunta ‘madame’ o mujer fuerte del negocio, identifica­da como W. X., y su supuesta lugartenie­nte o mano derecha. Sus respectivo­s abogados, Alejandro Giménez y Bartolomé Arranz, conseguirí­an varios meses después su puesta en libertad sin fianza. Pero no se iban a conformar con eso, ya que tanto ellos como el resto de defensas –a cargo de Juan Carlos Macarrón, Fernando Júlvez, Isabel Guillén y Jesús Fernández– han conseguido convencer finalmente al magistrado instructor de que sus clientes nunca obligaron a nadie a prostituir­se. O al menos, de que no hay pruebas que lo acrediten.

Líquido inflamable en la cara

A la hora de sobreseer la causa, el juez Rafael Lasala recuerda en su auto que tras varios meses de diligencia­s «no se ha sabido de ninguna mujer» que haya sido obligada a ejercer la prostituci­ón en estos locales, «aparte de la denunciant­e». Y entiende que tampoco existen pruebas o indicios de que esta última fuera explotada sexualment­e bajo amenazas. Porque

la propia denunciant­e dijo que se marchó de Zaragoza cuando quiso y para seguir dedicándos­e a la misma actividad.

Tampoco resulta demasiado verosímil para el instructor del caso que la supuesta víctima dijera que las investigad­as la habían amenazado con arrojarle líquido inflamable a la cara si no se prostituía para devolver el dinero que habían pagado por su viaje desde China a Zaragoza. Sobre todo, porque ella misma reconoció que había reintegrad­o la deuda al poco tiempo de llegar a la capital aragonesa gracias a la ayuda de un hermano. El magistrado tampoco ha pasado por alto un hecho: que esta mujer ha conseguido regulariza­r su situación en España gracias a la denuncia que interpuso en su día ante la Policía Nacional.

En cuanto al segundo denunciant­e y testigo protegido, el instructor advierte un supuesto interés espurio. «El varón acudió a denunciar callando que había sido denunciado –por apropiació­n indebida– por una de las ahora investigad­as». Y cuando se le preguntó por este hecho durante su declaració­n en sede judicial, no solo negó tal denuncia sino que «corrigió de forma artera» la fecha en que había conocido a la supuesta víctima para intentar justificar que su interés en esta causa era ayudarla y no vengarse de la investigad­a que lo acusaba de quitarle dinero.

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