Mohamed VI invita al presidente de Argelia a Rabat para un diálogo directo
Ambos países amagan gestos para retomar unos contactos rotos en 2021 que han tenido efectos económicos en plena crisis energética
MADRID. Marruecos y Argelia continúan con los tiras y aflojas en sus relaciones diplomáticas, rotas desde agosto de 2021 por iniciativa de Argel en protesta por la actividad de Rabat en el Sáhara Occidental. Y no sin dificultades, altos en el camino y algún que otro desplante. Si el pasado agosto el rey Mohamed VI declaró su interés por restablecer relaciones con Argelia, hace un mes, el ministro argelino de Justicia viajaba a Rabat e invitaba a Mohamed VI a que acudiera a la cumbre de la Liga Árabe, que se ha celebrado esta semana en Argel.
El monarca alauita terminó declinando esa invitación por la vía de los hechos. No se desplazó a la capital de su país vecino, pero sí lo hizo el titular de Asuntos Exteriores de su Ejecutivo, Naser Burita, que aprovechó, además, para lanzar, también a la comunidad internacional, la invitación de Mohamed VI al presidente argelino, Abdelmayid Tebún, para conversar en Rabat. Si el encuentro entre el rey de Marruecos y el presidente de la república argelina no tuvo lugar en Argelia aprovechando la reunión de la Liga Árabe es porque, argumentan desde Marruecos, no había garantías de que se fuera a producir ese encuentro bilateral al más alto nivel entre los dos países.
Los gestos dialécticos a veces no se compadecen bien con las acciones y Argelia también puede apreciar en Marruecos acciones que considera contrarias a su seguridad nacional y a sus intereses estratégicos, como en el
Sáhara Occidental o en sus nuevas relaciones de amistad con el Estado de Israel. Además, los observadores de la geopolítica mundial lo que detectan que sucede es una batalla entre los dos países norteafricanos por la hegemonía en su área de influencia.
Esta fue reactivada sobre todo por Argelia en esta década, después de que entre 2013 y 2019 el país tuviera un perfil muy bajo en términos de política exterior, marcado por el anterior presidente, Abdelaziz Buteflika, que se vio forzado a renunciar al cargo. Esta retirada temporal de Argelia del escenario internacional fue aprovechada por Marruecos, que trató de ganar terreno internacional con una política exterior más asertiva, alimentada además por Donald Trump en 2020, cuando reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental al margen de Naciones Unidas.