Heraldo de Aragón

Estela de Castro resume en Spectrum más de medio siglo de fotografía en España

● La autora del retrato oficial de los Reyes presenta una selección de imágenes de su serie dedicada a los colegas de profesión

- MARIANO GARCÍA

ZARAGOZA. «He hecho muchos trabajos movida por las ganas de cambiar el mundo y luego he descubiert­o que no, que la fotografía no lo cambia. Pero lo cuenta y puede mejorar, no el mundo en sí, sino el de algunas personas». Estela de Castro (Madrid, 1978) inauguró ayer una exposición de su obra en la galería Spectrum de Zaragoza. Una muestra, ‘Miradas cruzadas’, que recoge parte de su trabajo más conocido, la serie de retratos a fotógrafos españoles, en la que está inmersa desde hace 12 años y en la que figuran ya 126 artistas. En la última temporada de Spectrum como galería, la selección se ha hecho con el criterio de presentar retratos de los fotógrafos que en algún momento de los 46 años de trayectori­a de la sala hayan celebrado una exposición allí. La muestra es, así, un resumen de lo que ha sido Spectrum y de la la historia de la fotografía en España en las últimas décadas. Y es que cada retrato remite a la obra de su protagonis­ta.

Entre los 126 creadores que han posado para Estela de Castro están aragoneses como Gervasio Sánchez, Rafael Navarro, Pedro Avellaned, Ana Palacios o Judith Prat. «Contra lo que pueda parecer, no es difícil hacerle un retrato a un fotógrafo: el colectivo es muy accesible. La serie empezó de una forma casual. Leopoldo Pomés y Eduardo Momeñe vieron un autorretra­to mío, quisieron hacerme uno a mí y luego yo a ellos. Tengo un procedimie­nto establecid­o: les pido una hora y media de su tiempo y, si no pueden dármela, no les hago el retrato. Saco mi Hasselblad, el trípode, la película, el fotómetro... Esos gestos me acercan a ellos. Intento que se sientan cómodos, todo tiene que ser muy fluido. Tiro tres carretes de 12 fotos y de esas 36 imágenes ‘sale’, una, la elegida». Solo en un par de casos o tres ha tenido que repetir la sesión fotográfic­a.

Habitualme­nte los modelos se reconocen en el trabajo de Estela de Castro. Y, si no es así, tampoco es problema porque «quien tiene que reconocers­e en la fotografía soy yo. Soy la que en realidad está ahí». Asegura la fotógrafa que trabaja igual con los modelos que conoce previament­e que con los que no, que no necesita bucear previament­e en su biografía o en su obra. «Funciono muy bien desde la improvisac­ión», asegura.

Las fotos de la Familia Real

Hace un par de años, Estela de Castro protagoniz­ó numerosos reportajes en prensa, radio y televisión, al ser la elegida por la Casa Real para hacer las nuevas fotografía­s oficiales de los Reyes. Tomó las imágenes en el Palacio Real y en el de la Zarzuela. La experienci­a fue muy gratifican­te.

«Fue un trabajo de once meses y, aunque me dejaron libertad para hacer lo que quisiera, se trataba de unas fotos oficiales y tenían condiciona­ntes: debían ser en color, verticales, y con el modelo mirando a la cámara –relata–. Pero a las infantas les hice una horizontal, en blanco y negro y sin mirar al frente. Todo el mundo me habla y me pregunta por esas fotos, pero no puedo decir que hayan cambiado mi vida. Se publicaron en febrero de 2020 y un mes más tarde el país se cerró por la pandemia. Los proyectos y encargos que pudieran haberme salido a partir de las fotos oficiales de los reyes se quedaron ahí». Reconoce, también, que le gustaría hacerle un retrato no oficial a la reina, con la que congenió especialme­nte.

Hace tan solo unos meses, la artista madrileña presentaba en Photo España su exposición ‘The Animals’, una serie de retratos en los que denuncia el maltrato animal. «El proyecto surgió a raíz de que un coche atropellar­a y matara a mi gata, que me había cambiado la vida. Luego estuve tres años en un zoo, documentan­do la zoocosis (el síndrome de angustia que desarrolla­n los animales al estar encerrados), y más tarde empecé a trabajar en esta exposición. Todos los animales han sido víctimas de maltrato terrible, rescatados de la muerte. Y he querido captarlos en su dignidad».

Durante la pandemia Estela de Castro se fijó en la belleza de lo cotidiano, de todo lo que le circundaba, e hizo fotografía­s que se alejan de su faceta más conocida. Pero el retrato es su género. Explica su dedicación remontándo­se a la infancia.

«Mi padre nos hacía retratos familiares y yo empecé tomando ese tipo de imágenes. Así que siempre he pensado que la fotografía es, sobre todo, retrato. Eso era para mí cuando decidí dedicarme a ella hace ya 32 años. Y es lo que sigo haciendo».

Ahora elige familias de su entorno cercano para que posen para ella. Familias con animales domésticos que sean un miembro más, no una mascota.

El valor de la imagen

«La familia de mi madre no tenía mucho dinero y hacerse una fotografía era un acontecimi­ento especial. Ahorraban para pagarla, elegían bien la ropa... La foto, en aquellas familias, era un objeto de valor. Hoy eso se ha perdido. Y un retrato, en realidad, es un encuentro con alguien. Ahora me gusta ver cómo la gente se emociona después de haber posado para mí, y me da un abrazo, y ve que esa fotografía que acabo de hacerles tiene un valor. Porque esa familia no será eterna, cambiará, alguien fallecerá, se convertirá en un recuerdo y no podrá repetirse la misma imagen. Yo veo ahora retratos de familias de hace 40 años y no puedo evitar emocionarm­e. Y creo que las imágenes que estoy tomando ahora podrán emocionar también a alguien dentro de unos años. Quizá no dentro de 10, tal vez sea dentro de 20 o incluso más. Pero no tengo prisa».

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GUILLERMO MESTRE Estela de Castro, ayer, ante algunos de los retratos que presenta en la exposición.

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