Javier Arruga: tres años en Santa Fe
PUBLICA EN SIBIRANA ‘LECCIONES AMERICANAS’, EL DIETARIO DE LA EXPERIENCIA PERSONAL Y FAMILIAR EN NUEVO MÉXICO DE 2015 A 2018
Lecciones Americanas’ tiene tantos enfoques como sensores tiene Javier Arruga (JA): dietario antropológico sobre las fronteras interiores de los EE. UU., diario experiencial de una familia movida por la búsqueda, cuaderno de campo de profe en tierra incógnita, agenda de aventurero inquieto, libro de contabilidad de padre de familia, glosario de maestro perplejo… JA despliega esta novela ‘del día a día’, trata de entender su chapuzón en el «american way of life» y decide compartir su experiencia con el lector con entradas de primera mano. No estamos ante un exhaustivo diario de escritor que se sienta ante el teclado al anochecer; es más bien de un dietario a veces desbordado por la urgencia, escrito con la frescura de una voz alegre o cansada, a veces inquieta, otras hastiada. Un dietario hecho de vida, levantado a pulso desde la voluntad acratadora, airada e insumisa de JA.
Cada entrada de este dietario tiene su propia ventolera de libertad. En las primeras se advierte el asombro, producto del primer contacto con la vida americana; también la perplejidad del hombre solo. JA prepara la casa a la que llegará su compañera Mi y sus hijos Lo y Xu. A la agenda del profe se suman pronto los cuadernos vitales de los hijos, las cartas de amor a Mi (quizá las páginas más bellas del libro), las encuestas disparatadas (o quizá no tanto) que la administración dirige al alumnado, las matrículas y los currículos de los colegios de los pequeños, los papeles del nuevo coche, los cheques y las letras.
JA documenta de cuando en cuando hechos importantes de la historia de Nuevo México: la historia del general sureño Henry Hopkins Sibley, las de las reservas indias, o entrega al lector sus herramientas de antropología cognitiva con las que trata de entender lo que está experimentando.
Hay un hilo de especial interés en el libro: el análisis de la relación entre el estilo educativo americano y la sociedad a la que nutre de trabajadores. JA ofrece datos inquietantes: un país con un 5% de parados, donde la mayoría de sus alumnos y alumnos combina los estudios con un empleo, donde un trabajador emplea 320 horas más al año que un obrero europeo, no acaba de casar con una sociedad donde un tercio de la población es analfabeta, la práctica totalidad de la población reclusa es afroamericana o latina y analfabeta, algo más de un quinto de la población de Nuevo México vive por debajo del umbral de la pobreza, un tercio está suscrito a programas de alimentos y un 13% de los conductores carece de seguro. El libro expone de manera rigurosa está profunda paradoja.
Mientras tanto, tal y como explica la experiencia de JA, el sistema educativo esquiva su función igualadora y construye un modelo que elude el fracaso; aunque predique que uno aprende siempre de los errores, exime de responsabilidad al alumnado hasta límites insospechados y casi trágicos. Así, el profesorado aguanta poco más de cinco años en el puesto y apenas un 25% ejerce hasta la jubilación. Podría decirse que JA es crudo en sus valoraciones, pero la vida lo es más en el país de las oportunidades perdidas.
Como JA, uno acaba encariñándose con Th camisa de fuerza, Alf huevos cuadrados, Ch la casi-pija o JE, madre prematura. Este libro huele a humano, a ‘Fritos Pie’, a grasa de bici, a taco navajo y a sofá de Craig List, sabe a Midwest chicano y anglo. Se queda uno con ganas de alguna página más de esa Continental Divide Trail entre Denver y Durango que JA pateó. Quizá nos regale otro diario con ella.