Líbano y Siria ponen a prueba la paciencia de Israel
● El primer ministro, Benjamín Netanyahu, reconoce que el país encara una situación complicada en varios frentes después de otro intercambio de cohetes
ESTAMBUL. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, reconoció ayer que el país afronta una situación difícil y se enfrenta a «desafíos de seguridad» en múltiples frentes. Se refería así a las movilizaciones multitudinarias contra su proyecto de reforma judicial, el nuevo conflicto abierto con Hamás en Gaza y el sur de Líbano en pleno Ramadán y una última escaramuza en la frontera siria.
Netanyahu hizo este comentario en una conversación con los líderes de las comunidades israelíes fronterizas con Gaza, quienes le expresaron que el Gobierno no debe comprometer la seguridad de sus conciudadanos en los asentamientos de Cisjordania. El primer ministro respondió que el Ejecutivo aún no ha dicho la última palabra en el conflicto y garantizó a los jefes la protección de sus 500.000 residentes.
Israel bombardea Siria de manera habitual desde 2011, pero lo que no resulta habitual es que lancen cohetes desde suelo sirio a territorio israelí. El Ejército informó ayer del lanzamiento de seis proyectiles desde el sur de Siria a los Altos del Golán en dos operaciones entre las que hubo varias horas de diferencia. Tres de los proyectiles lograron su objetivo e impactaron en esta zona ocupada por Israel desde 1967 sin causar daños mayores.
Respuesta militar
El Ejército empleó de forma inmediata artillería, drones y aviones de combate contra las lanzaderas de cohetes y otros objetivos próximos a Damasco. El canal Al Mayadeen señaló que las Brigadas Al Quds, brazo armado de la facción palestina Yihad Islámica, fueron responsables del ataque.
La temperatura aumenta en la frontera norte de Israel en una semana marcada por el lanzamiento de 34 proyectiles desde Líbano. La milicia chií de Hezbolá se desmarcó de una operación ejecutada por Hamás como respuesta a la brutalidad policial en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, que sufrió dos asaltos a comienzos de semana. Los israelíes replicaron y bombardearon el sur de Líbano y Gaza, pero no hubo víctimas. Tanto en Líbano como en Siria aparecen grupos palestinos como ejecutores del lanzamiento de cohetes, pero en lugares tan sensibles es poco probable realizar operaciones así a espaldas de Hezbolá y del régimen sirio respectivamente.
La gran sorpresa hasta el momento es la contención en la respuesta israelí, que en el pasado era contundente ante acciones de este tipo. Benjamín Netanyahu hace frente a esta amenaza en el norte con una enorme división interna en la sociedad local, que anoche volvió a juntar a decenas de miles de personas en Tel Aviv en forma de protesta contra su plan de reforma judicial.
Cada semana se producen bombardeos de Israel en Siria, país en el que Irán se ha convertido en uno de los aliados clave de Bashar Al Assad. El régimen iraní, junto a Rusia, ha hecho posible que Assad sobreviva a doce años de guerra y mantenga el poder en Damasco. Los israelíes ni confirman ni desmienten unas operaciones que alcanzan objetivos vinculados con la Guardia Revolucionaria y Hezbolá.
Desde el Estado judío insisten en que no permitirán que su país vecino se convierta en una base de Irán cuyo comandante de las Fuerzas Navales de la Guardia Revolucionaria, Alí Reza Tangsiri, anunció precisamente ayer la realización de una maniobra «de carácter internacional» el próximo jueves «en apoyo al pueblo palestino». Más allá de un simulacro militar, el ejercicio pretende congregar a más de 3.000 embarcaciones «de todo tipo» en aguas del norte y sur iraníes para convertirlo en un «espectáculo popular» reivindicativo de los «ideales y el levantamiento del pueblo palestino oprimido».
Encierro en la mezquita
Mientras tanto, la tensión continúo ayer en los alrededores de la mezquita de Al Aqsa, donde cientos de palestinos permanecen atrincherados tras el rezo de medianoche del sábado en pleno Ramadán. La Policía, al menos hasta anoche, no había decidido su desalojo para evitar enfrentamientos como los sucedidos esta semana pasada con los fieles musulmanes, pero sí estableció un cordón de seguridad cuando decenas de judíos entraron a rezar en la Explanada de las Mezquitas, lo que provocó el enfado y las imprecaciones de los fieles encerrados en la mezquita.