Aragonès hace balance de su mandato y se felicita de haber roto con Junts
El presidente de la Generalitat se mantiene fiel a su discurso de investidura y trata sin éxito de sacar partido de los acuerdos con Sánchez
BARCELONA. Hace justo dos años, Pere Aragonès fue investido jefe del Ejecutivo catalán. ERC conquistaba la presidencia de la Generalitat por primera vez desde Josep Tarradellas (1977-80). Las elecciones catalanas de 2021 las ganó el PSC, pero el candidato de Esquerra logró la mayoría absoluta con los votos de Junts y la CUP.
La mayoría independentista más amplia desde la recuperación de la democracia entró en colapso a las primeras de cambio. La CUP pasó a la oposición de inmediato y Junts aguantó en el Govern de coalición con Esquerra poco más de un año. La alianza nacionalista que pilotó el ‘procés’ saltó por los aires.
Aragonès ha llegado al ecuador de su mandato con el único apoyo parlamentario de su partido (33 escaños sobre un total de 135), pero fiel al discurso de investidura en el que fijó dos prioridades, por este orden: la gestión del día a día y la cuestión soberanista.
En el palacio de la Generalitat hacen un balance «bastante positivo» de la mitad de la legislatura. «Hemos aprobado dos presupuestos», afirman en el entorno del presidente de la Generalitat. El primero salió adelante con los votos de ERC, Junts y los comunes y el segundo, ya sin los junteros en el Govern, contó con el concurso del PSC y los comunes. «Estamos mejor solos que con Junts», admiten en el Ejecutivo catalán. Eso sí, esta solitud, que evita las continuas broncas con los socios y el desgaste que ello implica, lleva aparejada una absoluta dependencia del PSC y de Junts para poder sacar adelante votaciones parlamentarias.
En el seno del Gobierno catalán ya no hay peleas, pero estas se han trasladado al Parlamento, donde el Govern y ERC sudan tinta para poder aprobar sus iniciativas. El equipo de Aragonès, en cualquier caso, trabaja con el horizonte de completar la legislatura de cuatro años. El president aboga por que haya estabilidad en la política catalana.
Todo dependerá de las elecciones generales de diciembre. Un Gobierno del PP con Vox o una gran coalición lo cambia todo, advierten en el entorno presidencial. De momento, en el palacio de la Generalitat se muestran razonablemente satisfechos del resultado de la mesa de diálogo puesta en marcha entre el Gobierno central y la Generalitat para buscar una salida a la cuestión catalana.
Mesa de diálogo
ERC quiere que la siguiente fase de la mesa de diálogo aborde el referéndum. Admiten en el entorno de Aragonès que esa negociación será mucho más difícil que la de la reforma del Código Penal. «El PSOE no se mueve», reconocen; «vamos a necesitar ser mucho más decisivos en el Congreso que con los 13 diputados actuales», señalan. Aragonès tiene previsto citar a los partidos catalanes, tras las elecciones municipales, para empezar a discutir su plan de pacto de claridad para acordar un referéndum con el Gobierno.
Su intención es buscar apoyos entre los partidos catalanes. Para luego, de cara a la investidura del próximo presidente del Gobierno, trasladar su propuesta de referéndum. Es más que probable que Aragonès se quede solo entre las fuerzas catalanas. Únicamente los comunes ven con buenos ojos un acuerdo de claridad a la canadiense. Ni Junts ni la CUP le compran la idea. Y el resto de formaciones rechazan un referéndum sobre la independencia. Aun así, «seguiremos adelante con la propuesta», apuntan en el palacio de la Generalitat.