La historia humana de un padre gravemente enfermo al leer la primera entrevista con su hija
El pasado día 18 de este mes se cumplió un cuarto de siglo de la publicación del primer álbum de Amaral, titulado simplemente como ‘Amaral’. No vio ella muy claro este título y menos aún que el nombre del dúo o grupo que acababa de nacer se llamara así. Fue Juan el que insistió para que así fuera, le parecía resonante, con fuerza, adecuado. Y acertó. En efecto, el nombre tenía gancho, era eufónico y muy singular para un grupo de rock... ¿Grupo? Gran duda. ¿No era ella la voz cantante? Creó confusión, se tardó en asumir el formato Amaral. Pero en la entrevista que, bajo el atrevido título de «Ha nacido una estrella», le hizo quien escribe al salir el LP ya lo clarificaba Eva: «Me siento más como parte de un grupo que cantautora». Así ha sido durante 25 años.
Detrás de aquella entrevista hubo una historia humana que uno sigue valorando mucho, no por el artista o la firma, sino por el efecto balsámico que, en ocasiones, produce el periodismo. Por aquellos días el padre de Eva se encontraba en el hospital gravemente enfermo. Cuando la leyó se le iluminó el rostro y le dijo a su familia que se quedaba contento y tranquilo. Poco después, murió.
Eva recuerda ahora a su padre: «Era subteniente y maestro de banda. No se imaginaba que yo iba a dedicarme a la música, lo consideraba un capricho. Cuando me veía en mi cuarto aporrear las latas de galletas que extendía en la cama para ensayar el ‘hit hat’ de la batería, me decía: pero, ¿qué locura es esa? Al leer la entrevista entendió que el capricho era un camino».