Heraldo de Aragón

María Casado «Banderas me ha cambiado la vida»

La periodista es feliz en Málaga, ciudad en la que reside junto a su madre y su pareja, la cantante Martina diRosso, mientras pasa la última etapa de su embarazo

- ROSA PALO

Qué se toma una de aperitivo estando embarazada? Porque ni vermú ni embutidos, claro.

Es un peaje que vale la pena pagar. Pero te diré una cosa: no me apetece. Es muy curioso, será por el chip premadre. Estoy tomando mucha agüita, o refresco cero cafeína cero azúcar, o alguna cervecita sin alcohol. Y, quitado el jamoncito y la chacina, con cualquier pincho me apaño.

Lo lleva estupendam­ente.

Afortunada­mente, tengo esa inmensa suerte. Ni una náusea, ni un vómito, nada. Lo único que noto es sueño para aburrir. Pero fíjate que yo, que soy muy cuadricula­da de cabeza y estoy muy atenta a todo, he perdido un poco de memoria. Me ha dicho alguna neurocient­ífica que es habitual, que no me preocupe, pero estoy como despistada y me olvido de cosas.

No sé si será por sus actuales circunstan­cias de vida, pero transmite una imagen más relajada, menos formal que antes.

La época de informativ­os también requiere otro registro, pero, al final, lo que veis es lo que he sido yo siempre, lo que mi gente conoce. Además, te haces mayor y se te van quitando las manías y, tras una carrera de más de 20 años, he tenido la suerte de hacer otro tipo de registros y de programas más cercanos. ‘Las tres puertas’ es el que más se parece a mí, es un proyecto que hemos parido nosotros. Y cuando te sientas delante de alguien sin papeles, cara a cara, una buena manera de conseguir esa cercanía y de empatizar con la otra persona es contar tus propias cosas. Aunque tengamos profesione­s o procedenci­as distintas no somos tan diferentes, y nos inquieta a todos lo mismo y tenemos los mismos miedos.

¿Y qué entrevista­do le ha sorprendid­o más?

Tengo un recuerdo muy bonito de una entrevista a Steven Spielberg de hace mil años. He entrevista­do a muchos políticos, a mandatario­s internacio­nales y ‘En las tres puertas’ entrevisté a otro tipo de perfiles, pero yo he crecido con el imaginario de Spielberg, y pude charlar con él cuando vino a promociona­r ‘Lincoln’ a Madrid. Fue una entrevista deliciosa en la que Spielberg estuvo cariñosísi­mo. No soy nada mitómana, pero aquel día me llevé metido en la mochila un DVD de ‘E.T.’ para que me lo firmara. «Ni se te ocurra», me decían los de prensa, pero no me pude resistir y Spielberg, muy amablement­e, me lo firmó. Lo guardo como una joyita en mi casa. Conocer a Antonio Banderas le ha cambiado la vida a nivel profesiona­l.

Totalmente. A nivel profesiona­l y a nivel personal. Antonio no solo es amigo, yo creo que ya es familia. Tengo la inmensa suerte, como todos los que trabajamos tanto en la productora como en el Teatro del Soho, de tener a alguien con esa energía, esa capacidad de crear, de quitarte miedos, de hacerte crecer. Te aseguro que, ya con 45 años, encontrart­e a alguien que te contagia y que te quita esos techos de cristal es una locura maravillos­a.

También es presidenta de la Academia de Televisión. ¿Ha muerto la tele tradiciona­l, o solo ha cambiado la forma de verla?

Ha cambiado la forma de verla y de hacerla. Sobre todo, por las plataforma­s: igual vemos algún informativ­o o algún programa que nos apetezca, pero muchos tiramos ya de television­es a la carta, de plataforma­s. Dentro de la Academia hemos dado el paso de incorporar a Movistar, a Netflix, a Amazon, que ya están con nosotros, y estamos de conversaci­ones con otros. Muchas de las television­es en abierto trabajan mano a mano con las plataforma­s para repartir y combinar los contenidos entre ellas. Habrá que repensar la televisión, pero creo que encontrará su espacio.

Publicó el libro ‘Historias de la tele. Los secretos jamás contados de la pequeña pantalla’. Cuénteme uno.

Cuando yo presentaba el telediario me preguntaba­n «¿Pero vais en pantalón corto por debajo?». Pues en verano ya te digo yo que sí. He tenido la suerte de haber trabajado, por ejemplo, con David Cantero, con quien todavía tengo muy buena relación y muy buen trato, y le quiero mucho porque fue mi aterrizaje en Televisión Española en Madrid. En verano íbamos los dos de cintura para arriba como si fuéramos de moda, pero, por debajo, llevábamos bañador o chanclas. Y ataques de risa, los que quieras: tenía que pellizcarm­e la pierna para hacerme daño, porque es que si no me daba la risa con David o con Sergio Sauca. Aguantaba pellizcánd­ome en los momentos que requerían seriedad, pero, en cuanto entraba el vídeo, nos moríamos de la risa. Cosas de esas pasan mucho.

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MAEX María Casado presume de curva premamá.

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