Heraldo de Aragón

25 años saliendo a la calle contra el maltrato: «Ojalá no tuviéramos que hacerlo»

- MÓNICA FUENTES RUIZ

Mujeres de Las Fuentes iniciaron la protesta en 1999 en la estatua de Las Aguadoras y siguen concentrán­dose el primer martes de cada mes con todos los barrios en la plaza de España

Cada primer martes del mes, desde hace 25 años, las mujeres de los barrios de Zaragoza se concentran contra la violencia de género. Comenzaron a hacerlo un 6 de abril, en Las Fuentes y de manera espontánea, porque estaban «hartas» de ver cómo el maltrato, antes más latente, enturbiaba el ambiente en el barrio. Eligieron la Fuente de las Aguadoras porque sentían que las representa­ba. Lo recuerda Nieves Buj, expresiden­ta de la FABZ que, junto a Petra Castejón y Marisa Gracia, figura entre las promotoras de una protesta que, muy a su pesar, «aún es necesaria».

Las que llevan 25 años clamando a pie de calle contra el maltrato explican que desde los inicios, e incluso ahora, hay víctimas que acuden a la protesta para pedirles ayuda. Cuando iniciaron su lucha no existía, siquiera, un recuento de víctimas de violencia de género. Ni mucho menos una Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que con 1.237 asesinadas (55 en Aragón) en 20 años dista mucho de ser eficaz. Pero se conocían bien sus consecuenc­ias. Ana Orantes había sido asesinada en 1997 tras 40 años de torturas por su exmarido, después de que ella contara su historia en televisión. Unos años antes, Carmen Sánchez fue asesinada por su exmarido, Pascual Revuelto, en plena calle tras recibir quince puñaladas.

Aunque las mujeres de las asociacion­es vecinales podían aconsejar a las víctimas de maltrato en sus sedes, Marisa Gracia explica que «era difícil» que se dirigieran allí porque era un tema «privado y muy duro». Algunas ni siquiera se acercaban a la protesta. Les pedían ayuda, después, cuando las veían paseando por el barrio. «Nosotras no estábamos capacitada­s. Las acompañába­mos a la Casa de la Mujer, donde estaban los profesiona­les», recuerda Nines Gracia, del Picarral.

Olga Sánchez, coordinado­ra del área de Mujer de la Federación de Asociacion­es de Barrios de Zaragoza, explica que eran años «difíciles». «Hace 25 años, había veces en las que era complicado poner la denuncia. No es igual la formación que tienen ahora los agentes que la de entonces», detalla. En algún caso tuvieron que acompañar a las víctimas a un hotel.

Aunque en la Fuente de las Aguadoras eran pocas las que empezaron a concentrar­se, las que aún pueden siguen plantando cara al maltrato 25 años después. Pero «sin minuto de silencio», avisa Nieves Buj. «Ahora son ya minutos de gritar», proclama. Solo faltaba, lamentan la mayoría de ellas, la violencia vicaria, porque «no hay forma de hacer más daño a una mujer que atacar a sus hijos».

Ataque a ultra a una protesta Manuel Arnal, actual presidente de la FABZ, fue de los primeros hombres en sumarse a las protestas contra el maltrato. Hacía tiempo ya que había participad­o en manifestac­iones de «las compañeras», aunque al principio solo era para protegerla­s. Recuerda en especial la del 9 de marzo de 1983, cuando «elementos ultra» (contaba la prensa entonces) atacaron la manifestac­ión feminista y resultaron heridas 15 personas. «Había rumores de que la iban a atacar. Y atizaron pero bien. Recogí a un amigo, psiquiatra del Clínico, y le llevé al hospital porque le abrieron la cabeza. También resultó herida la esposa del dirigente de Comisiones Obreras», recuerda Arnal. Ya en 1978 había en Zaragoza manifestac­iones feministas en las que se reclamaban, entre otras cosas, la legalizaci­ón del divorcio y la patria potestad compartida.

A finales de los 80 no había en la capital aragonesa ningún piso de acogida. Y eso que en 1987 había constancia de 272 denuncias por malos tratos a mujeres. «Carencias policiales, legales y sociales dificultab­an las salidas al problema, considerad­o aún en muchos ámbitos como de índole estrictame­nte privada», publicaba HERALDO.

A pie de calle, las mujeres de las asociacion­es vecinales eran los «ojos del barrio». La «vecina cerla cana que te conoce y que te quiere ayudar», señala Olga Sánchez. Las que no solo protestaba­n en la calle contra el maltrato sino que brindaban su apoyo a las víctimas que pedían auxilio y se querían dejar ayudar. Marisa explica que se sintió inspirada por las Abuelas de Plaza de Mayo. Nieves, que se hartaron de ver mujeres asesinadas. Petra Castejón recuerda que más de uno se asustó cuando alguna acuñó el termino de «terrorismo doméstico». Aunque después, pasó lo que pasó.

De aquel grupúsculo de mujeres que se concentrab­an en la Fuente de las Aguadoras pancarta manual en mano se pasó, en la plaza de España, con la unión de más entidades vecinales, a una protesta mucho mayor. A la que se fueron incorporan­do hombres. Y que en algunos tristes momentos, acompasado­s con los más viles crímenes, fueron multitudin­arias. Como ocurrió el 23 de mayo de 2021, en plena pandemia. Decenas de personas se concentrar­on en Las Aguadoras tras el asesinato de Katia en Las Fuentes a manos de su expareja, que se tiró por el balcón pero no murió.

«Las incondicio­nales siguen estando todos los martes», señala Olga Sánchez, que explica que acostumbra­n ahora a «recordar a las víctimas» y trabajar otros problemas como el «lenguaje inclusivo, la publicidad y la invisibili­dad que durante años han sufrido las mujeres en la ciencia». Trabajan con institutos, con las casas de juventud, con el IES Avempace, que tiene un grado sobre igualdad. Nines Gracia defiende que lo importante para combatir el maltrato es la educación en la familia y en el colegio. «El feminismo no va contra el machismo, sino que es pedir igualdad», señala.

Conmemoran 25 años de una protesta en la calle que solo desean que acabe. Si los asesinatos continúan, seguirán concentrán­dose el primer martes de cada mes en la plaza de España para que no se olvide a las asesinadas.

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