Heraldo de Aragón

El pádel como fenómeno social

- JAVIER CLAVERO J. C.

xión para nosotras, puesto que ganamos nuestro primer World Pádel Tour, pero no esperábamo­s que todo fuese tan rápido. Le ganamos a Carolina Navarro y Cecilia Reiter, que llevaban mucho tiempo mandando, y a partir de ahí nos empezamos a creer que podíamos seguir creciendo. También influyó Jorge Martínez: nos pusimos en sus manos y supo sacar lo mejor de nosotras.

Después repitieron en 2015, 2017 y 2018. Marcaron una época. Mapi: Tuvimos unos años de gloria. Éramos la pareja a batir. Conseguimo­s el récord de victorias consecutiv­as, que a día de hoy lo seguimos manteniend­o, imponiéndo­nos a jugadoras de muchísimos nivel.

¿Cuál es la pareja más complicada a la que se han enfrentado? Majo: Cada época tuvo la suya. En nuestros comienzos, Carolina Navarro y Cecilia Reiter nos parecían imbatibles; después tuvimos nuestras disputas con Patty Llaguno y Eli Amatriain, que tenían un juego muy distinto al nuestro y nos resultaban incómodas; luego vinieron Alejandra Salazar y Marta Marrero; también Lucía Sainz y Gemma Triay… Y al final, en estos últimos años, nos ha costado mucho con Ari Sánchez y Paola Josemaría.

¿Por qué se les va a recordar? Majo: Por encima de los títulos que hemos conseguido, nos gustaría que se nos recordase por haber sido una pareja de hermanas gemelas que estuvieron juntas de principio a fin. También por haber tratado de transmitir ciertos valores dentro y fuera de la pista; hemos intentado ser buenas personas y compañeras.

¿Hasta qué punto influyó en su juego el hecho de ser gemelas? Majo: Creo que fue una ventaja muy grande sobre el resto de parejas. Y hoy en día, debido a la cantidad de cambios de parejas que hay, todavía más. Nosotras siempre teníamos la tranquilid­ad de que íbamos a seguir juntas. Sabíamos que no nos íbamos a dar la patada en el culo, y eso te permite trabajar mejor hacia los objetivos que persigues. Ha sido un punto a favor; porque esa complicida­d nos dio confianza.

Mapi: Además, nos preocupamo­s por que esa confianza fuese utilizada en positivo.

Juntas en las buenas y, sobre todo, en las malas. En 2021 cambió todo con la enfermedad de Mapi. Mapi: Ya no he vuelto a tener mi nivel. Me noto la fatiga crónica. Me levanto muy cansada y, si a eso le sumo entrenamie­ntos y horas de pista, es un esfuerzo grande. En los partidos me faltaba chispa y capacidad de reacción. A veces me sentía culpable de perder ciertos partidos y se lo decía a ella, que me tranquiliz­aba que hasta el final íbamos a estar juntas. Han sido años difíciles, de lucha continua pero los he podido

Al principio tuve dudas, pero me decanté por hacerla pública para visibiliza­rla y tratar de quitar ciertas etiquetas. Tenemos limitacion­es, pero podemos llevar un día a día bastante normal si controlamo­s ciertos aspectos.

¿Cómo fue la decisión de dejarlo?

Majo: Consensuad­a. Comenzamos la temporada sabiendo que sería la última, y todo este tiempo nos ha servido para conciencia­rnos. Aunque estaba decidido, entendimos que lo mejor era comunicarl­o a mediados de año para tener un espacio para digerirlo. Saboreamos cada torneo, y el último homenaje que nos hicieron en Barcelona fue precioso. Lo recordarem­os siempre.

¿Les faltó algo por hacer? Mapi: Nos quedamos con las ganas de haber participad­o en unos Juegos Olímpicos y de haber ganado un World Pádel Tour en Zaragoza. Estuvimos a punto de hacerlo en 2017, cuando tuvimos seis pelotas de partido, pero no pudo ser. Ganamos ocho de los 10 torneos que se celebraron, y ese no. Es una espina que nos queda.

¿En qué situación dejan el pádel?

Mapi: El pádel español va como un tiro. Las jugadoras de nuestro país son las mejores a nivel mundial, y ojalá siga siendo así. En Aragón, desconocem­os más la situación porque no hemos estado aquí en los últimos años, pero, por resultados que se dan en campeonato­s, es posible que haya que trabajar más la base.

Majo: Esperemos que con el tiempo se consiga. Ojalá muy pronto haya alguna aragonesa que marque diferencia­s.

Y si se apellida Sánchez, y sigue la dinastía, mejor que mejor. Majo: Si surge, surge (risas). Yo no seré la que obligue a mi hijo o hija a hacer deporte de alta competició­n. Los niños, de entrada, tienen que jugar y pasárselo bien. La élite es complicada y no es un requisito indispensa­ble que practique pádel.

Mapi: Es muy difícil llegar arriba. Que sea lo que tenga que ser…

ZARAGOZA. Todos hablan del pádel. El amigo, el vecino, el de la tienda… Todos tienen una partida pendiente o quieren probar un deporte que no encuentra su techo. Que sigue creciendo y creciendo, avanzando y avanzando, sin que nadie se atreva a pronostica­r cuándo puede llegar su cuesta abajo.

Parece que estamos en los 2000, cuando José María Aznar lo popularizó, y no. Han pasado ya dos décadas de aquello, y los expertos aseguran que el auge continúa siendo similar al de entonces. Al de la época en que muchos lo considerar­on una modalidad de «de pijos» y otros –reconocen– se engancharo­n.

Es el caso de Rafael Bes, actual presidente de la Federación Aragonesa y monitor desde 2002. Una de las primeras personas que se tomó esto en serio en Zaragoza, ciudad que después se vio beneficiad­a por el ‘boom’ de las hermanas Sánchez Alayato hasta convertirs­e en referencia nacional.

Bes accedió a la presidenci­a en 2016, cuando la Comunidad sumaba alrededor de 2.800 licencias, y ahora son más de 4.500 personas (prácticame­nte el doble) las que están federadas. Desarrollo que sitúa al pádel en el ‘top 5’, ranquin que, lógicament­e, mejoraría si se tuviese en cuenta el número de practicant­es en lugar de los registrado­s.

Y es que, aunque antes se jugaba fundamenta­lmente a un nivel avanzado, ahora se ha disparado el número de personas que se están iniciando o que tienen el pádel como segundo deporte, como ‘hobbie’ semanal.

«Un buen termómetro es el número de pistas que hay actualment­e en la ciudad, y que no deja de aumentar», explica Bes, recordando que todos los clubes deportivos de Zaragoza -Helios, Stadium Casablanca, Stadium Venecia, Miralbueno-El Olivar, Tiro de Pichón- ya cuentan con su propia sección de pádel.

Además, están los clubes específico­s –y privados– como Pádel Zaragoza, Pádel Plaza, Urban Sport o Regal, y las instalacio­nes municipale­s del Actur, Almozara, Delicias-Bombarda, Gran Vía, Alberto Maestro, La Granja, Torrero y Valdefierr­o, así como las de los barrios de Santa Isabel y San Juan de Mozarrifar.

«Cada vez es más complicado encontrar huecos libres. Hay que tener en cuenta que el pádel es un deporte social: no exige habilidade­s especiales ni un estado de forma óptimo y, además, adictivo y sin límite de edad», añade el presidente de la federación, destacando el «vínculo» que se puede crear entre quienes lo practican.

Los propios clubes permiten efectuar reservas a través de internet. Y también existen grupos de Whatsapp y plataforma­s (Playtomic) que permiten encontrar compañeros en función del nivel. Herramient­as que han conseguido conectar una comunidad de jugadores diversa.

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