Y la cuerda se rompió
Son tantos los frentes que tiene abiertos que es imposible adivinar cuál causará el boquete mayor en la estabilidad del Gobierno. Mientras se discutía sobre corrupción a babor y a estribor, en una estúpida competición del ‘y tú más’ en la que pierden todos, un error de cálculo de dimensiones épicas finiquitó la legislatura en Cataluña. Un solo voto necesitaba Pere Aragonès para salvar sus presupuestos, y sin él se quedó. Los Comunes ganaron el pulso al ‘president’, que tensó tantísimo la cuerda que al final se rompió.
La tormenta política en Cataluña acaba en adelanto electoral (votarán el 12 de mayo) y negros nubarrones se ciernen sobre el palacio de la Moncloa, donde los Comunes más que sumar restan, fuera del control de Yolanda Díaz, la frágil lideresa.
No olvidarán en Esquerra quién les echa anticipadamente del Gobierno. El PSC cumplió pero los Comunes no lo hicieron. ¿Veía peligrar la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, los Presupuestos Generales del Estado?
La respuesta no se hizo esperar. Pedro Sánchez ordenó ayer empezar a preparar las cuentas públicas de 2025. Es la mejor muestra de su debilidad extrema. Tiene que suspender la tramitación porque desconoce qué votarían ERC y Junts y ha de evitar que disparen sus demandas en un intento de exhibir ante los suyos que tienen la llave de la Moncloa para colgarse medallas en plena campaña electoral. Con ello perdemos todos, pues se bloquean nuevos proyectos para Aragón. Pero sobre todo pierde el presidente del Gobierno, que suma a la debacle gallega, la convulsa tramitación de la ley de amnistía y el caso Koldo tres complejos procesos electorales que desgastarán su Gobierno todavía más.
El delirio político se extiende cual mancha de aceite por todo el país y Aragón, que en tiempos fue una isla, no consigue escapar. Es difícil entender qué busca un dirigente de Vox, vicepresidente de un Gobierno, al romper un folleto sobre el Ramadán a las puertas de la Aljafería, el Palacio de la Alegría, en Zaragoza, la ciudad de las tres culturas. Recibió el merecido reproche de la clase política aragonesa, incluido el PP. Que lo justifique en la defensa de la mujer roza ya el esperpento. Así estamos.