Las familias de niños con altas capacidades urgen un protocolo de detección en las aulas
Educación permitirá contar con las evaluaciones de profesionales colegiados externos para que los orientadores determinen «más rápidamente» las necesidades
ZARAGOZA. Con solo año y medio, Claudia Tejero ya era capaz de contar hasta diez cuando su madre le nombraba el número uno. Su curiosidad, picardía, actividad y sentido del humor también eran poco comunes, pero sus padres no eran plenamente conscientes de la situación. «Una vez que lo sabes, viendo vídeos, te das cuenta, pero en ese momento no lo veíamos claro», reconoce su madre Ana Piquer.
Se trata de una de los 273 menores evaluados y con intervención educativa en Aragón. Suponen solo el 0,08% del alumnado, cuando los estudios hablan de que alrededor de un 10% de la población tiene altas capacidades. Ante esta situación, desde la asociación Sin Límites reclaman un protocolo de detección en las aulas como el que existe en otras comunidades autónomas. «Suelen hacer un cribado grupal en 3º de infantil o 1º de primaria y a los niños que dan muestras de que pueden tener altas capacidades, se les hace el test individualizado», señala su vicepresidenta, Beatriz Urriés. Y esto se repite en 5º o 6º de primaria.
«Un 10% de la población es un porcentaje muy amplio para que se tenga en cuenta y que se pueda trabajar con ellos», recalca esta madre de dos niños con altas capacidades, quien señala que la situación empeoró cuando en 2018, el Ejecutivo anterior «eliminó más de 6.500 alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (Acneaes)». En el caso de las altas capacidades se pasó de 675 a 118. «Al perder esta condición, también perdieron la atención educativa y el acceso a ayudas», critica.
Para mejorar esta situación, la intención del Departamento de Educación es que las evaluaciones de profesionales colegiados (psicólogos y psiquiatras) se tengan en cuenta en los centros con el objetivo de que los orientadores puedan determinar «más rápidamente» las necesidades.
Respecto a la intervención, se quiere recuperar el programa de desarrollo de altas capacidades, ahora denominado de capacidades y ofreciéndose en la mayoría de los casos a todo el alumnado por igual. Este curso hay 81 centros adheridos y la pretensión de Educación es evaluar las actividades que llevan a cabo para «extraer las buenas prácticas existentes». «El objetivo es mejorarlas para que no se entiendan como aula de apoyo, sino que tengan su sentido, que es impulsar las altas capacidades», señalan.
Desde Sin Límites recuerdan que, en su inicio, el alumnado con altas capacidades tenía «plaza fija» en estas aulas y que los de alto rendimiento (aquellos que estudian y sacan buenas notas) rotaban. «Allí los niños trabajaban con muchos proyectos, mucha investigación. Ahora lo que te transmiten es que es lo mismo que en clase, pero con un ordenador», lamenta Urriés, quien recuerda que estos niños necesitan «mucho material y muy profundo».
Pérdida de apoyos educativos En este sentido, incide en la pérdida de los apoyos educativos en los últimos años y el efecto económico que acarrea: «Somos un colectivo en el que todo pasa por lo privado: la atención psicológica, las extraescolares, las ampliaciones curriculares...». «Viven toda la escolarización frenados, especialmente en infantil y primaria, donde no pueden aprender a su ritmo. Todo eso hay que contrarrestarlo en casa», recalca. Y pone el foco en la gestión emocional.
«La mayoría de los niños con altas capacidades no están para trabajar en su curso. Lo dicen los estudios, pero además lo hemos corroborado en la asociación. Cuando les flexibilizan, mejoran sus notas y su integración», recalca Urriés. A Claudia le aceleraron un curso el año anterior y pasó de 6º de primaria a 1º de la ESO. «Ahora en Naturales en lugar de dar el ciclo del agua, damos las células y cosas más complejas. Y se agradece», comenta esta adolescente que sueña con estudiar Arquitectura.