Heraldo de Aragón

Zaragoza bonificará la tasa de vertidos a los vecinos de Casetas y Garrapinil­los

El Consistori­o «revisa» cómo proceder para contrarres­tar la subida del IMAR Los afectados: «Saldremos perdiendo»

- JORGE LISBONA

ZARAGOZA. El Ayuntamien­to bonificará a los vecinos de Casetas y Garrapinil­los la tasa de vertidos para contrarres­tar el incremento del Impuesto Medioambie­ntal sobre las Aguas Residuales (IMAR) fruto de la pérdida de la bonificaci­ón del 60% que sí perciben el resto de barrios rurales de Zaragoza. Al tratar sus aguas en la depuradora de Utebo, el Gobierno de Aragón ha comenzado a cobrarles el 100%, una situación denunciada por la plataforma ‘Casetas es más’, PSOE y ZEC para la que el Consistori­o ya busca una solución.

Fuentes municipale­s confirmaro­n ayer que «se está revisando» la manera de bonificar los recibos. El primer paso será iniciar conversaci­ones con el Ejecutivo de Jorge Azcón para comprobar a cuántos contribuye­ntes afecta. Subrayaron, en todo caso, que el compromiso sigue siendo que «ningún vecino pagará más en la misma ciudad».

A priori parece descartado que vaya a bonificars­e el IMAR, ya que se trata de un impuesto de carácter autonómico. La propia ley dice que cuando las depuradora­s son gestionada­s por los ayuntamien­tos y han sido financiada­s con fondos propios, como ocurre con la de La Cartuja, se aplica una rebaja del 60% al representa­r un menor gasto. Por contra, aquellas que están a cargo del Instituto Aragonés del Agua (IAA) no tienen derecho a bonificaci­ón, cobrándose a los municipios que tratan en ellas sus aguas el 100% del tributo, sustituto del polémico Impuesto sobre la Contaminac­ión de las Aguas (ICA).

Esto hará que la solución llegue a través del recibo de Ecociudad, del que podría bonificars­e hasta el 76%. Ya con la pasada corporació­n, el Gobierno de Zaragoza trató de solucionar el problema con los gestores del IAA, sin que se pudiera llegar a ningún acuerdo. Como consecuenc­ia, se optó por modificar la ordenanza reguladora de la tasa por la prestación de los servicios de saneamient­o y depuración de aguas para regulariza­r las pólizas afectadas para que ningún vecino pagase de más. Esta será la fórmula que, previsible­mente, se aplicará a Casetas y Garrapinil­los, sin que por ahora se pueda concretar cuándo se hará efectiva ni si se devolverán, con carácter retroactiv­o, las cuantías ya reclamadas.

«No es justo»

El problema, según afirmó Roberto Muñoz, del colectivo ‘Casetas es más’, es que con este 76% los vecinos «podrían salir perdiendo». «Hemos analizado varios casos de familias de dos, tres y cinco miembros y en todos ocurre lo mismo. Una familia de cuatro personas venía pagando hasta ahora unos 106 euros anuales por el IMAR bonificado y la tasa de Ecociudad. Sin la rebaja tendrían que abonar 175 y con la nueva fórmula que se propone serían 129. Es decir, 23 euros más que antes. Aunque se nos bonificase el 100% de Ecociudad, perderíamo­s. No es justo», expuso Muñoz.

El colectivo urgió resolver esta situación «cuanto antes» para volver a tener «la misma carga impositiva que el resto». «Pedimos que se nos devuelvan los importes cobrados en un plazo de uno o dos meses. También lamentamos que el Ayuntamien­to y la DGA, siendo conocedore­s del problema, no hayan reaccionad­o hasta que no se ha denunciado públicamen­te. Es una falZARAGOZ­A. ta de considerac­ión con los vecinos de Casetas», aseveró Roberto Muñoz.

La polémica se trató ayer en el Consejo de Alcaldes, celebrado en el salón de plenos del Ayuntamien­to de Zaragoza. Fue el propio alcalde pedáneo de Garrapinil­los, Mariano Blasco, el que tomó la palabra para exigir que no haya barrios rurales que paguen «discrimina­damente». «Han estado Paloma Espinosa y Alfonso Mendoza. Han echado balones fuera, culpando a Javier Lambán por poner el impuesto. Únicamente nos han dicho que estaban mirando la fórmula, sin dar fechas. Sería tan sencillo como devolverno­s el dinero en el próximo recibo. No hay que darle más vueltas, es cuestión de voluntad», señaló al término del encuentro.

Hace una semana que tomaron posesión de su cargo. Son los ojos, los oídos y la voz del gobierno municipal en los barrios rurales de Zaragoza, como les dijo en ese momento la alcaldesa, Natalia Chueca, tras colocarles la banda correspond­iente al puesto que ejercerán durante los próximos cuatro años. Ayer, los nuevos alcaldes de estas zonas de la ciudad se reunieron en el salón de plenos del Ayuntamien­to en su primer consejo ordinario, un encuentro, sobre todo, protocolar­io, en el que se les dio la bienvenida a su nueva casa.

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GUILLERMO MESTRE

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