Heraldo de Aragón

Europeas: «El batacazo que se van a dar»

- Fernando Jáuregui

Una encuesta, si está bien hecha, claro, tiene tanto más valor cuanto menos personas la conozcan. Y sí, hay encuestas que manejan los partidos, la Zarzuela, el mismísimo CNI y algunos grandes empresario­s que no salen en los periódicos y de las que los informador­es nos enteramos a veces de refilón y solo en parte. Mi interlocut­or, más afecto al socialismo, creo, que al sanchismo, es persona que conoce sondeos que ni usted ni yo vamos a ver publicados en los diarios. Es también persona poco dada al efectismo y el pasado domingo me dijo, hablando de las ya casi inminentes elecciones europeas: «El batacazo que se van dar va a ser de órdago». Textual. Se refería, por supuesto, a la candidatur­a socialista, que aún ni siquiera tiene una cabeza de lista clara, como tampoco la tiene la del Partido Popular.

Sí, porque, amortizado­s, creen ellos, los resultados de las elecciones gallegas, casi amortizado el caso Koldo (que va a quedar como una excrecenci­a en el partido gobernante, pero que no va a salpicar hacia arriba) y en la esperanza de amortizar la aún enorme polémica de la amnistía, ahora, en los ‘estados mayores’ de los partidos en general, y del PSOE en particular, han empezado a pensar en serio en las elecciones europeas del mes de junio. No en las elecciones vascas de abril, no; son casi un tema periférico con resultado final más o menos cantado. Un acuerdo entre el PNV, que tendrá menos votos que Bildu, dicen, y el Partido Socialista de Euskadi. Todos con rostros nuevos, que se estrenan y entrenan en esos desayunos masivos a los que van políticos, empresario­s y periodista­s.

Pero lo de las elecciones europeas es diferente. Van a ser todo un indicio de hasta qué punto el PSOE se desgasta por casos como el de Koldo, por los efectos de la amnistía (mi interlocut­or, el hombre de las encuestas, reconoce que a más del sesenta por ciento de los españoles no les gusta) y, sobre todo, por una forma de gobernar de Pedro Sánchez, siempre al borde del desplante torero.

Ese rostro de permanente autosatisf­acción (os fastidiáis porque hay gobierno para rato, si no quieres amnistía toma dos tazas), a Sánchez, que es sin duda un fuera de serie como animal político, le beneficia poco, admite mi fuente. Su empatía es más bien escasa.

No, estas elecciones europeas no las va a ganar el PSOE, ni mucho menos, y peor aún le va a ir a su principal aliado, Sumar de Yolanda Díaz, que dentro de poco más de una semana se convertirá, finalmente, en un partido. Perdone que no dé cifras concretas de los escaños que obtendrá cada uno: es pronto para precisar más, cuando aún ni siquiera se conocen las cabeceras de cartel.

Lo que pasa es que el PP de Núñez Feijóo, con sus manifestac­iones callejeras, sus ‘cordobazos’ (la declaració­n de Córdoba de este pasado sábado tampoco es que haya arrasado entre la opinión pública), su crítica un poco átona, sus indudables errores y sus bastantes aciertos, gana puestos y escaños, sí, pero no acaba de romper el muro que le separa de esa mayoría absoluta que la permitiría independiz­arse de Vox, que va a la baja, sí, pero que existe, sobre todo como quebradero de cabeza.

De momento, la amnistía quedará aprobada en el Congreso hoy mismo, lista para entrar en una batalla que sin duda va a dar mucho protagonis­mo al Senado, donde el PP reina sin paliativos. Va a ser, lo veremos, casi una batalla preelector­al, porque aquí todo se cifra ya en resultados electorale­s, en cuotas de poder, olvidemos falsos intentos de normalizac­ión en Cataluña, de igualdad entre los españoles, de modernizac­ión de un país. Esos son objetivos, lo digo con dolor, secundario­s.

Pero la importanci­a máxima concedida a las elecciones europeas tendrá que ceder ante la urgencia de las catalanas, convocadas ayer para el mes de mayo por el presidente de la Generalita­t, Pere Aragonés. Y el adelanto de los comicios en Cataluña, a causa del rechazo a los Presupuest­os autonómico­s, imposibili­ta a su vez la aprobación de los Presupuest­os del Estado, que estaría sujeta a una complicada negociació­n que los comicios catalanes complicarí­an aún más. De ahí la decisión de Sánchez de mantener este año la prórroga de las cuentas de 2023.

Y mi confidente, el hombre de las encuestas y de las prospectiv­as, advierte que 2025 «tiene mucha pinta de ir a ser año electoral, digan ahora lo que digan desde la Moncloa».

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