Un epílogo decepcionante
El Casademont Zaragoza cierra su participación europea con otra contundente derrota ante el Chemnitz alemán
ZARAGOZA. El Casademont Zaragoza también perdió con amplitud en Alemania, en la vuelta de los cuartos de final de la FIBA Europe Cup, y estira aún más su negativa secuencia de resultados (102-86). Ha claudicado sin remisión en sus últimos compromisos –tres de la Liga Endesa y dos frente al Chemnitz germano, en el torneo continental–, y siempre con un denominado común: su extraordinaria debilidad defensiva, que se ha traducido en 105,2 puntos encajados por choque en este tramo adverso de cinco partidos.
En el torneo doméstico, el cuadro aragonés cedió ante el Tenerife (100-106), en el pabellón Príncipe Felipe, y posteriormente en sus desplazamientos a Barcelona (109-68) y Gran Canaria (111-85).
En Europa, después del oprobio soportado la pasada semana en el primer asalto de la eliminatoria, el duelo de este miércoles en Alemania era ya intrascendente, más allá de la obligación de los zaragozanos de defender el decoro deportivo, muy erosionado por sus últimas actuaciones. No lo consiguió.
Solamente Bell-Haynes, especialmente incisivo en el tercer acto –aportó 18 tantos seguidos en apenas cinco minutos–, Kravic y Traoré pudieron salir con la cabeza alta y la mirada erguida de la localidad germana de Chemnitz. Sobre todo el base, que finalizó con 31 puntos. Insuficiente, en cualquier caso, para rescatar a un equipo que fue permanentemente superado en todos los órdenes del juego, una vez más.
Y eso que el Casademont ofreció un buen rendimiento en el inicio. Atrás fue, por momentos, un bloque firme y resistente, muy sólido, sin apenas desatenciones, y pudo reducir drásticamente la capacidad anotadora de su rival. Y en ataque generó ventajas con las penetraciones de Bell-Haynes, y también con la superioridad mostrada en la pintura por Dejan Kravic y Emir Sulejmanovic. Gobernó el marcador durante la mayor parte del acto inaugural, aunque los locales lograron sobreponerse con dos triples de Aher Uguak y cuatro tantos consecutivos de Kajami-Keane (18-18).
Empeoró el Casademont con las primeras rotaciones, sobre todo en las labores de contención. Y los germanos evidenciaron su amplitud de recursos ofensivos con un juego colectivo ágil, dinámico y alegre que conllevó numerosos lanzamientos liberados. Después dos triples de Lansdowne y Garret, ejecutados sin oposición, y otros tres posteriores anotados Aher Uguak, los locales sumaron 22 puntos en apenas seis minutos de juego (40-26). Porfirio Fisac, tuvo que detener el encuentro.
Sin convicción
Tras el tiempo muerto, el Casademont elevó su actividad defensiva, aunque sin la convicción que demandaba el partido. Porque el Chemnitz, pese a haber resuelto la eliminatoria, siguió aplicándose con intensidad y vehemencia en cada una de sus acciones. Al descanso, el conjunto germano seguía disponiendo de un sólida renta (44-38), con Aher Uguak monopolizando la mayoría de los ataques: el canadiense contabilizaba hasta 16 puntos en el intermedio, con un 62% de efectividad desde más allá del arco: 5 triples convertidos en 8 intentos.
El Casademont Zaragoza sí mejoró su aspecto en los primeros compases de la reanudación. Al menos aumentó el ritmo y la energía, y apeló al amor propio para intentar cuestionarle el triunfo a su rival. Transcurridos seis minutos del tercer cuarto, el equipo aragonés se hallaba cuatro puntos de distancia (60-55), tras 15 tantos consecutivos de Bell-Haynes. El base aumentaría luego su exhibición, con otro acierto desde el perímetro, aunque por entonces los locales ya se habían distanciado nuevamente en el marcador (6658). Lejos de frenar, la escuadra germana mantuvo intactas su concentración y su ambición desbordada, y enseguida anuló por completo la reacción de los zaragozanos (79-63). Ya no hubo partido. A partir de ahí, desarmado e impotente, el Casademont bajó definitivamente los brazos (102-86). Fue un epílogo decepcionante en el torneo continental.