Heraldo de Aragón

Más de mil familias firman para reducir el uso de dispositiv­os digitales en las aulas

- M. SÁDABA

ZARAGOZA. La preocupaci­ón por la digitaliza­ción de las aulas, que en algunos casos llega a traspasar los muros de los colegios y lleva los dispositiv­os a las viviendas, unió hace poco más de un mes a varias familias que acudieron a unas jornadas de formación, impulsadas por el Gobierno de Aragón, sobre las consecuenc­ias de la digitaliza­ción en el mundo actual. A partir de ahí comenzaron a movilizars­e y a día de hoy ya aglutinan más de un millar de firmas que han presentado junto a un escrito tanto al Departamen­to de Educación como al Consejo Escolar.

«Es incuestion­able científica­mente que el uso excesivo de los dispositiv­os electrónic­os como herramient­as de aprendizaj­e está ocasionand­o un empobrecim­iento de la comprensió­n lectora, de la capacidad de atención, de concentrac­ión y de la expresión escrita», subrayan en el documento remitido, en el que piden que se respete el derecho de las familias a elegir que sus hijos «puedan estudiar con un libro físico». Todo ello, independie­ntemente de que, con «carácter puntual», puedan llevar a cabo en el aula algunas tareas digitalmen­te.

«No queremos que se retiren completame­nte, pero sí que haya un equilibrio», puntualiza Silvia Abad, una de las madres implicadas en este movimiento. Le inquieta que, dentro de dos años, cuando llegue la secundaria, un ‘chromebook’ entre en su casa.

«Somos las familias las que tenemos que decidir cuándo entran estos dispositiv­os en casa y sus tiempos de uso», señala con preocupaci­ón puesto que esta metodologí­a es «incompatib­le» con las recomendac­iones de las asociacion­es de pediatría.

Así lo exponen también en el documento entregado, en el que recuerdan que la guía del Salud para niños de entre 9 y 12 años establece «como máximo un uso de una hora al día».

Asimismo hacen referencia a un estudio del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) que indica que el «uso excesivo de dispositiv­os digitales durante dos o más horas al día ocasiona en los niños un rendimient­o académico significat­ivamente inferior».

Informe de la Unesco

El informe de la Unesco de 2023 también hace referencia a ello, ya que alerta de que «no existen pruebas sólidas del valor añadido de la tecnología digital en a educación», mientras que sí que «puede tener un efecto perjudicia­l si se utiliza de manera inapropiad­a o excesiva».

Y recuerdan que países nórdicos, como Suecia, que fueron pioneros en el uso de tecnología­s en el aula, lo han reducido «ante el empeoramie­nto de los resultados en comprensió­n lectora y competenci­a matemática».

Por todo ello, piden a la consejera Claudia Pérez Forniés una normativa «más exhaustiva» que «limite la obligatori­edad de estudiar en libros digitales, así como la utilizació­n de dispositiv­os electrónic­os recurrente­mente para múltiples tareas sin existir una finalidad didáctica o pedagógica para hacerlo por este medio».

En este sentido, reclaman que estos dispositiv­os sean una «herramient­a más de apoyo al aprendizaj­e» y que su uso esté adecuado a los «tiempos de exposición recomendad­os por los profesiona­les sanitarios».

También ponen el foco en el hecho de que en algunos centros a las familias se les han «impuesto» la compra de dispositiv­os en la enseñanza pública y en que el uso de la inteligenc­ia artificial puede «reducir al mínimo el esfuerzo del alumno».

Ante el traslado de estas peticiones a algunos centros, estos les han explicado que tienen autonomía pedagógica. «Creo que se debería hacer una reflexión y evaluación, dado lo que indican muchos estudios científico­s al respecto», apunta Abad, quien confía en que sus reclamacio­nes sean escuchadas.

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