La reintroducción del lince, entre la oportunidad y la amenaza
Científicos, alcaldes, cazadores, ecologistas, DGA y agricultores ven fundamental contar con el consenso social para recuperar la presencia de la especie en Aragón
Para unos es una oportunidad, en otros despierta recelos. El debate organizado ayer en Huesca por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo sobre la reintroducción del lince ibérico en Aragón demostró que aunque el apoyo es mayoritario genera miedos por si implica limitaciones a determinadas actividades. La especie estuvo presente hasta los años 80, desapareció y ahora el Gobierno de Aragón ha abierto un proceso participativo para devolverla a la sierra de Alcubierre y la cuenca del Huerva. No se hará, dijo el director general de Medio Natural, Alfonso Calvo, «si alguien tiene que sufrirlo».
En la mesa redonda, Manuel Alcántara, jefe de servicio de Biodiversidad de la DGA, habló de la «oportunidad» de participar en un proyecto exitoso y puntero de recuperación, lo mismo que el alcalde de Farlete, Héctor Azara, para quien es una buena ocasión en una zona rural con pocos recursos.
Ricardo García González, del Instituto Pirenaico de Ecología, recordó que fueron las Cortes quienes hicieron un mandato para empezar los estudios. En su opinión, «hay unas buenas condiciones y una actitud favorable», pero es fundamental contar con las poblaciones «porque si no está condenado al fracaso». Los ecologistas también apoyan la reintroducción porque, como señaló Juan Antonio Gil, de la Fundación del Quebrantahuesos, aportará biodiversidad al territorio.
Más recelos mostraron Miguel Ángel Girón, presidente de la Federación Aragonesa de Caza, y José María Alcubierre, de UAGA. El primero fue muy claro: «adelante», pero «si no afecta a la caza» y «siempre que no haya restricciones». Y el representante de agricultores y ganaderos puso como condición el acuerdo social de los sitios de suelta, «y los agricultores y ganaderos somos los que más los vamos a sufrir».
Alcubierre mencionó los daños que ha supuesto la presencia del oso y el lobo y pidió «una reflexión colectiva» sobre medidas que a su juicio se adoptan con una visión urbana «para lavar conciencias». «Estoy a favor del lince, no puedo estar en contra», pero puso reparos cuando coarte otras actividades o se aprueben normativas restrictivas que limiten la caza por la plaga de conejos en áreas donde esté criando el animal salvaje.
El responsable de Biodiversidad de la DGA concluyó que la valoración final será «política», «porque no se puede reintroducir una especie contra la opinión ciudadana». Y citó el caso del oso, un plan exitoso técnicamente, pero «un fracaso» desde el punto de vista social.