Sanidad se alía con los médicos para impedir el bloqueo del plan antitabaco
Científicos y ONG dieron ayer apoyo cerrado a las medidas del ministerio y pidieron a las autonomías el fin de las dilaciones y un acuerdo ambicioso
MADRID. La ministra de Sanidad no está dispuesta a que la polarización política que contamina hasta el último de los debates, sean sobre el tema que sean, acabe por postergar o incluso bloquear su plan de lucha contra el tabaquismo. La hoja de ruta con la que aspira a reducir la incidencia de este hábito insano mediante la elevación del precio de toda clase de cigarrillos (tradicionales y electrónicos), la ampliación de los espacios en los que estaría prohibido fumar, entre los que se barajan terrazas o playas, la extensión de las prohibiciones del cigarrillo convencional al electrónico y la subvención de las terapias de deshabituación.
Mónica García pretende evitar que la dilación en la aprobación del plan que varias autonomías provocaron hace una semana, en la Comisión de Salud Pública, cuando algunos directores generales rechazaron votarlo y pidieron tiempo para estudiarlo y enmendarlo, se convierta en un tira y afloja de cariz político que frene el paquete de reformas para acorralar el tabaquismo.
Con este temor en mente, la ministra ha decidido blindarse frente a la próxima reunión de la Comisión de Salud Pública, a celebrar el Miércoles Santo, en la que deben debatirse las alegaciones de las autonomías y, si no hay nuevos obstáculos, aprobar el plan. García se reunió ayer con las principales sociedades científicas y médicas del país y con las ONG de infancia y juventud más representativas, que dieron un apoyo sin fisuras a su plan antitabaco, incluidas las medidas más polémicas y ambiciosas, y que expresaron urgencia en que la estrategia reciba el plácet de todos los poderes públicos, para poder trasladar los acuerdos a medidas y reformas legales concretas los antes posible.
La titular de Sanidad no ocultó sus intenciones. En la rueda de prensa posterior al encuentro, con las sociedades y ONG escuchando y aplaudiendo en primera fila, indicó que «las próximas semanas serán clave» para la aprobación del plan, por lo que quiere acudir a las citas con las autonomías –si los directores de Salud validan el documento el 27 de marzo los consejeros deberán dar el sí definitivo una semana después– dejando claro que su departamento y su estrategia cuentan «con el consenso y apoyo de las sociedades y las organizaciones sociales».
De hecho, García añadió que los profesionales sanitarios, activistas y científicos no solo están de acuerdo con reducir al mínimo los lugares donde se pueda fumar o vapear, sean públicos o privados, si no que piden que «seamos valientes» y que las reformas y medidas se lleven lo más lejos posible. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica y la sociedad de médicos de familia emitieron sendas notas para respaldar las palabras de la ministra. Expresan su «preocupación» por el retraso en la aprobación del plan por «la falta de consenso entre las distintas regiones», dan apoyo expreso y sin matices al documento e «instan» a las autonomías a «dar prioridad al alcance de un acuerdo».
«Entre humo y vida, vida» Preguntada sobre si contempla que pueda producirse una obstrucción al plan por parte de las autonomías, entre las que una mayoría, 11 de 17, están gobernadas por el PP, la ministra aseguró que nadie entendería ese hipotético escenario. «Más allá del ruido político, las autonomías son responsables con la protección de la salud. Me sonaría muy raro que en 2024, tras toda la evidencia científica existente, se utilice este tema de consenso para hacer de ello un frente político», advirtió. Pero, por si alguien sopesa la tentación, añadió que «merecemos contundencia y sacar adelante este plan» y avisó a quienes dudan de que «si tenemos que elegir entre humo y vida, el ministerio elegirá vida».