El furor por la cerámica sigue en Zaragoza: abre Appétit
La pandemia supuso un ‘boom’ en el interés por trabajar con las manos, particularmente en esa tarea tan orgánica que es la alfarería tradicional. Zaragoza no fue ajena. Prueba de ello es una nueva parada en la ya de por sí amplia y variada ruta de la artesanía cerámica en la capital aragonesa, que desde principios del próximo mes de abril contará con Appétit Ceramics. Se trata de la cuarta puerta abierta de un proyecto personal, el de la vallisoletana Ana Crespo, que tiene ya otras tres sedes: en su ciudad natal, Madrid y Sevilla. En Zaragoza abrirá en la calle de Doctor Cerrada con la idea «de llevar un lugar así al centro de la ciudad».
Crespo es un ejemplo más de cómo los meses de confinamiento han cambiado el rumbo de la vida de muchas personas. En su caso, saltando del sector del ‘marketing’ cosmético en el que trabaja al de la artesanía más tradicional. «Empecé a crear piezas cerámicas durante la cuarentena y a subirlas a Instagram». Hizo tantas y tuvieron tanto éxito, que decidió ponerlas a la venta. Pero en esa comunicación cercana que proporcionan las redes, sus seguidores (casi 30.000 actualmente en Instagram) le reclamaron talleres, que les enseñara a hacer sus propias piezas.
Pero, ¿qué distingue a Appétit Ceramics del resto de talleres? En palabras de Ana, «que el espacio donde se desarrollan forma parte de la experiencia, que busca servir de inspiración a quienes acuden a las clases o los cursos». Crespo arma con mimo un entorno «cuidado», en el que la decoración cuenta para convertirlo en un lugar «ordenado, agradable y acogedor». No en vano, para ella, acudir a Appétit es como hacerlo «a un refugio para olvidarse de los problemas, desconectar». Quienes tengan interés por vivir la experiencia Appétit pueden informarse y reservar a través de su web. De tres maneras. Una, con cursos semanales de clases de dos horas (se venden en bonos de cuatro sesiones), para «proyectos más personales». También hay talleres puntuales, generalmente los fines de semana, de tres horas de duración en los que se facturan dos piezas. Para quienes solo quieran probar o completar un plan con amigos, celebrar un cumpleaños o una despedida de soltera, hay clases de hora y media en las que se fabrica una pieza. En este caso se consensúa día y horario.