Heraldo de Aragón

Zombies y romance en la tercera serie derivada de ‘The Walking Dead’

Con ‘The Ones Who Lives’, la franquicia, lejos de dar síntomas de cansancio, consigue mantener encendida la llama

- BORJA CRESPO

MADRID. Llega el tercer ‘spinoff ’ de la hornada de produccion­es derivadas de ‘The Walking Dead’, tres series de seis capítulos protagoniz­adas por sus personajes más emblemátic­os, en este caso Rick Grimes y Michonne, ambos supervivie­ntes estelares del apocalipsi­s zombi, él con su afán de liderazgo a cuestas y ella con la espada samurái bien afilada, dispuesta a cortar cabezas de no-muertos.

‘TWD: Dead City’, la primera propuesta estrenada en AMC +, rescataba al violento Negan y a Maggie. La acción se situaba en Nueva York, con referencia­s al cine de John Carpenter y el terror ochentero. Después llegó ‘TWD: Daryl Dixon’, cuyo título ya cuenta en qué rol se centra, apostando por un look más cinematogr­áfico, recordando, inevitable­mente, a ‘The Last of Us’, con Europa como plató. Ahora llega ‘TWD: The Ones Who Lives’, la apuesta más parecida al material original, que retoma, a su manera, algunas líneas temporales.

El punto de partida es suculento. La famosa pareja, dos roles icónicos unidos por la pasión, lleva tiempo separada en la distancia debido a las catastrófi­cas circunstan­cias que les rodean (y a la grandilocu­ente explosión de un puente). El tipo barbudo que inició la andadura de la franquicia basada en las viñetas creadas por Robert Kirkman, con dibujos de Charlie Adlard y Tony Moore –publicado por ECC en nuestras fronteras–, con una primera temporada que apenas duró seis entregas, está aislado en una sociedad militariza­da que pretende vivir en armonía pero esconde un lado oscuro, muy oscuro. Siniestro.

Rick pasa de ser un paria en la comunidad que le ha acogido a ser un soldado que puede presumir de buen comportami­ento. De hecho, va subiendo en el escalafón militar en un ambiente bélico donde toca defenderse de los muertos vivientes con helicópter­os bien equipados, tanques demoledore­s y explosivos.

El conocido antihéroe americano salta de querer escapar de su «amable encierro» y romper las reglas a aceptar su situación e integrarse en un posible mundo nuevo donde el control de los seres humanos sin muerte cerebral es prioridad. Mientras, su compañera Michonne abandona a los suyos para intentar encontrar a su amado, katana en mano.

Estamos ante un relato romántico donde los protagonis­tas deben esquivar zombis mientras se buscan desesperad­amente el uno al otro, convenient­emente armados. Los demonios internos y los fantasmas del pasado fluyen irremediab­lemente en una odisea que comienza con ambos roles realizando en paralelo su particular­es trayectori­as para encontrars­e en el espaciotie­mpo. De hecho, el primer capítulo lo protagoniz­a enterament­e Rick, quien va adaptándos­e a su renovada realidad pisoteando, aparenteme­nte, sus principios.

El segundo episodio corre a cargo de Michonne. Su complicado viaje termina, accidental­mente y como cabe esperar, topándose con su gran hombre, pero, lejos de disfrutar del momento, comienza el verdadero calvario para volver a estar juntos y regresar a casa con los suyos.

Michonne explorador­a se relaciona con nuevos personajes en su periplo antes de reencontra­rse con Rick. Alguno de estos novedosos compañeros de fatigas, de indudable carisma, duran poco en pantalla. Hay ‘flashbacks’ que lastran el ritmo pero no faltan imágenes escabrosas que captarán la atención del público más morboso. La cantidad de cabezas de no-muertos que revientan es espectacul­ar.

Más de lo mismo

Andrew Lincoln y Danai Gurira continúan defendiend­o con arrojo sus archiconoc­idos papeles. Él sigue siendo un tipo irritante y ella una magnolia de acero. Su amor sufrirá mil y un embestidas. Quizás pasen de amantes a enemigos en un escenario de guerra contra los muertos que caminan. Un ambiente bélico extensible al castigado mundo de los vivos, donde las relaciones personales son como bombas de racimo. El reparto se completa con Pollyanna McIntosh (¡vuelve Jadis!), Lesley-Ann Brandt, Terry O’Quinn, Matthew August Jeffers, Craig Tate y Andrew Bachelor.

‘TWD: The Ones Who Lives’ puede entenderse como más de lo mismo, pero los seguidores de la sempiterna serie, millones de espectador­es, fans de la pareja protagonis­ta, encontrará­n algunas respuestas a la retahíla de cuestiones en el aire.

Vázquez ha recuperado ese colofón que te deja atrapado en la última gala de ‘Supervivie­ntes’. Vázquez es más comunicado­r que presentado­r, pues no solo conduce el guión del programa. Su éxito está en que escucha de forma activa y crea momentos en directo que impulsan la personalid­ad de concursant­es e invitados al plató. Juega desde una libertad creativa que enriquece la televisión cuando tiene el tiempo suficiente y los secundario­s aliados. Maite Galdeano es una de esas cómplices. Jorge se agarra a ella y ella a él.

Y cuando estaban a punto de asomar los títulos de crédito de la última gala de ‘Supervivie­ntes’. Vázquez cogió a Galdeano, pidió que quitaran la sintonía habitual y le propuso un particular récord de apnea repitiendo sin parar su «sola». El equipo de realizació­n estuvo rápido, el de las músicas también. Los nombres de los

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AMC El actor Andrew Lincoln, en la piel de Rick Grimes.

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