Heraldo de Aragón

Magdalena Lasala, el periplo eterno del amor

- GABRIEL SOPEÑA

El amor, la vida y tú’, nuevo poemario de Magdalena Lasala, que publica el sello Olifante es una verdadera celebració­n de las palabras y un punto crucial en su brillante trayectori­a lírica.

Divide su tránsito en tres tramos sin solución de continuida­d, donde los protagonis­tas son revelados desde el mismo origen, el amor, la vida, y Tú: un Tú lírico que entronca con una de las mayores creaciones poéticas del romanticis­mo: la personific­ación de las ideas. Aquel becquerian­o «poesía eres tú» inspirado en un poema de Lord Byron, donde la poesía es sinónimo de amor. Un Tú que no habla, que nunca aparece en sí; pero que es invocado por el Yo de la poeta para hacerlo presente y universal, a través del amor experiment­ado durante el trayecto de la vida.

El libro ejecuta un doble ejercicio: engarzar la memoria en el hilo del tiempo y embarcar a la palabra y al ansia sobre pálpitos poéticos lisos, limpios y filosos como el granito. Desafectad­o de cualquier artificio, escrito desde la galanura de su madurez sabia que ha sufrido y aprendido, este poemario es vibrante y se reafirma con la orgullosa conciencia de poesía esencial, de un verbo directo, del versátil dominio de una expresión que concibe el viaje del conocimien­to como fuente de energía. Y de poder, y de futuro.

Todo en ‘El amor, la vida y Tú’ huye de las concesione­s a la inquietud erudita y mediante grandes trazos –casi mandobles goyescos, administra­ndo de modo austero los signos de puntuación para no entorpecer el caudal de la escritura– se sacrifica la precisión del detalle a la impresión de un conjunto donde se conjuran todos los arcanos del anhelo.

Emplea un lenguaje tendente a la pureza y lo hace acaso porque todos los años pasados son un solo día; porque ese periplo iniciático se pretende felizmente eterno («El viaje a ti, que es el viaje a todas mis vidas»). Porque para la vida, el verbo ‘amar’ equivale siempre a vivir ejerciendo en plenitud («Te amo en tu amarme»).

Rememoro los versos: «Aquel que viaja hacia sí mismo, quien parte y quien regresa: el que mira el rostro del sol y el sol le mira el corazón». Así define Sohrawardi de Alepo (s.XII) al verdadero Salik, el viajero que ha cumplido las etapas de su camino iniciático y está ya dotado de la certidumbr­e para encararse a sí mismo, para ejercer como poeta.

Magdalena Lasala sin duda, demuestra en este magnífico poemario de amor pertenecer a esa extraordin­aria y ya casi extinta estirpe: la de los poetas príncipes, dotados de una conscienci­a crucial adquirida en su trayecto a través del vivir.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain