La asamblea de Sumar condena a Díaz a eternizar su equilibrismo entre partidos
Chunta Aragonesista queda solo como aliada electoral en la nueva organización
MADRID. Casi un año después de que Yolanda Díaz anunciara su candidatura a la presidencia del Gobierno, Sumar inicia su andadura como partido político al uso. La asamblea fundacional de la coalición, hasta ahora una amalgama de siglas unidas, principalmente, por las urgencias electorales, sentó ayer las reglas de su funcionamiento, su código ético y selló sus documentos políticos con el objetivo de convertirse en hegemónica en la próxima década. Pero lo más importante, marcó el terreno en el que convivirá la quincena de organizaciones estatales y territoriales dentro del proyecto político de la vicepresidenta segunda. Un modelo que finalmente será asimétrico y estará condenado a un delicado equilibrismo para mantener a todas las formaciones bajo el paraguas magenta.
Ese fue el principal tema de conversación durante la jornada vivida en La Nave, el recinto industrial del madrileño barrio de Villaverde reconvertido en espacio multiusos y que ayer acogió el primer congreso de Sumar. En su documento organizativo los de Díaz rehuyen del «hipercentralismo» y apuestan por reforzar sus lazos territoriales. Definen como fuerzas comprometidas con su construcción orgánica a Izquierda Unida, los comunes, Más Madrid,
Verdes Equo, Contigo Navarra (coalición electoral donde participa Podemos) e Iniciativa del Pueblo Andaluz.
Mientras, otras fuerzas que formaron parte de la coalición a las generales del 23-J no se vinculan en la organicidad de Sumar y quedan como aliados electorales, como los casos de Compromís, Més per Mallorca, Chunta Aragonesista y Drago Canarias. «No es posible basar la construcción de Sumar ni en la uniformidad ni en una simple coalición de fuerzas políticas de diverso ámbito que se coaligan por unas elecciones generales», reconocía el coordinador de la ponencia organizativa de Sumar, Lander Martínez.
Dentro de este modelo asimétrico, además, los comunes de Ada Colau –que encabezó una nutrida representación de su partido en la asamblea– verán respetada su autonomía política y la plataforma de Díaz no se desarrollará en Cataluña con marca o estructura propias. Los dirigentes de En Comú, en cambio, sí participarán en la cuota del 30% que Yolanda Díaz reserva en la Ejecutiva central del partido a las organizaciones aliadas. No en vano, el portavoz de la coalición magenta y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, o el dirigente y mano derecha de la líder gallega, Josep Vendrell, representan esta corriente.
Un acuerdo similar al alcanzado con Más Madrid, que consideraban que su fuerza –son el primer partido de oposición al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso– radica en la ausencia de «tutelas» centralistas. Un problema que, creen en su diagnóstico, lastró a Podemos hasta hacerlo desaparecer de la Asamblea madrileña. La vicepresidenta segunda, tras recibir el malestar del partido liderado por la ministra de Sanidad, Mónica García, ha renunciado a implantarse en dicha comunidad como federación.