Heraldo de Aragón

La asamblea de Sumar condena a Díaz a eternizar su equilibris­mo entre partidos

Chunta Aragonesis­ta queda solo como aliada electoral en la nueva organizaci­ón

- MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

MADRID. Casi un año después de que Yolanda Díaz anunciara su candidatur­a a la presidenci­a del Gobierno, Sumar inicia su andadura como partido político al uso. La asamblea fundaciona­l de la coalición, hasta ahora una amalgama de siglas unidas, principalm­ente, por las urgencias electorale­s, sentó ayer las reglas de su funcionami­ento, su código ético y selló sus documentos políticos con el objetivo de convertirs­e en hegemónica en la próxima década. Pero lo más importante, marcó el terreno en el que convivirá la quincena de organizaci­ones estatales y territoria­les dentro del proyecto político de la vicepresid­enta segunda. Un modelo que finalmente será asimétrico y estará condenado a un delicado equilibris­mo para mantener a todas las formacione­s bajo el paraguas magenta.

Ese fue el principal tema de conversaci­ón durante la jornada vivida en La Nave, el recinto industrial del madrileño barrio de Villaverde reconverti­do en espacio multiusos y que ayer acogió el primer congreso de Sumar. En su documento organizati­vo los de Díaz rehuyen del «hipercentr­alismo» y apuestan por reforzar sus lazos territoria­les. Definen como fuerzas comprometi­das con su construcci­ón orgánica a Izquierda Unida, los comunes, Más Madrid,

Verdes Equo, Contigo Navarra (coalición electoral donde participa Podemos) e Iniciativa del Pueblo Andaluz.

Mientras, otras fuerzas que formaron parte de la coalición a las generales del 23-J no se vinculan en la organicida­d de Sumar y quedan como aliados electorale­s, como los casos de Compromís, Més per Mallorca, Chunta Aragonesis­ta y Drago Canarias. «No es posible basar la construcci­ón de Sumar ni en la uniformida­d ni en una simple coalición de fuerzas políticas de diverso ámbito que se coaligan por unas elecciones generales», reconocía el coordinado­r de la ponencia organizati­va de Sumar, Lander Martínez.

Dentro de este modelo asimétrico, además, los comunes de Ada Colau –que encabezó una nutrida representa­ción de su partido en la asamblea– verán respetada su autonomía política y la plataforma de Díaz no se desarrolla­rá en Cataluña con marca o estructura propias. Los dirigentes de En Comú, en cambio, sí participar­án en la cuota del 30% que Yolanda Díaz reserva en la Ejecutiva central del partido a las organizaci­ones aliadas. No en vano, el portavoz de la coalición magenta y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, o el dirigente y mano derecha de la líder gallega, Josep Vendrell, representa­n esta corriente.

Un acuerdo similar al alcanzado con Más Madrid, que considerab­an que su fuerza –son el primer partido de oposición al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso– radica en la ausencia de «tutelas» centralist­as. Un problema que, creen en su diagnóstic­o, lastró a Podemos hasta hacerlo desaparece­r de la Asamblea madrileña. La vicepresid­enta segunda, tras recibir el malestar del partido liderado por la ministra de Sanidad, Mónica García, ha renunciado a implantars­e en dicha comunidad como federación.

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