Heraldo de Aragón

Obligados a ganar ya

- PACO GIMÉNEZ

El Real Zaragoza visita hoy al Mirandés (18.30) con la misión ineludible de romper con la racha de un punto sumado de los últimos 18, que genera ahogo Víctor, que hará cambios forzados en las tres líneas, busca el gol como única solución de vida

ZARAGOZA. El Real Zaragoza se juega esta tarde en el pequeño campo de Anduva, en Miranda de Ebro (Burgos), buena parte de su sosiego o de sus taquicardi­as en la recta final de esta abrupta y defectuosa liga 23-24 que tan mal le ha salido a sus ingenieros, arquitecto­s y aparejador­es. Es un día clave para, bien amortiguar la grave crisis vigente que ha traído hace 10 días a Víctor Fernández como talismán y rescatador último al banquillo, en el papel de tercer entrenador del curso, o bien para aumentar la sensación de caída al vacío que, por segunda vez en lo que va de torneo (la otra la sintió bajo sus pies la población blanquilla en noviembre), vive todo el zaragocism­o con estupefacc­ión.

El equipo aragonés solo ha sumado un punto de los últimos 18. Este es el accidente que hay que solucionar hoy como sea: cortar de raíz el incremento de estas cifras con aroma letal que, por otra parte, viene de largo, de mucho tiempo atrás. Porque desde antes de que empezara la segunda quincena de septiembre, en los últimos seis meses por lo tanto, este Real Zaragoza mentiroso solo ha sumaabiert­a do 22 de los 78 puntos que ha dirimido. Es el peor equipo de la competició­n si se exceptúan las cinco primeras jornadas, aquellas en las que ganó todo y, con 15 de 15 puntos posibles en su haber, engañó a todo el mundo.

Quieren los regentes que no se haga ninguna alusión al pasado, a todo esto. Que solo se mire al presente. Y, además, que se aluda poco al futuro, para no presionar más de lo que ya se siente ahí dentro. Como si tuvieran la potestad de manejar a su voluntad los criterios ajenos. Singular maniobra multifunci­onal propia del fracasado que no gusta de ser señalado. Las ínfulas nunca fueron buenas consejeras si no van acompañada­s a continuaci­ón con acierto y solvencia. Así que esta orden, en el mundo del fútbol, como en la vida en general, resulta imposible de conseguir. Todo es una concatenac­ión causa-efecto, las cosas no pasan porque sí. Y el periodismo debe contarlo, como el zaragocism­o conocerlo, debatirlo y evaluarlo.

Y si hoy en Miranda el Real Zaragoza afronta el duelo con su inmediato perseguido­r en la clasificac­ión (16º el cuadro aragónes con 37 puntos, 17º el Mirandés con 36 tras la victoria ayer del Cartagena) con el abismo del descenso como amenaza real, es por todo lo antes reseñado. Bastante se ha tratado de forzar a mirar hacia otro lado mientras, primero Fran Escribá y, después, Julio Velázquez, dirigían a un equipo en manifiesto declive, en progresiva decadencia, al que siempre se ha medicado con un retardo pernicioso por no querer afrontar la realidad en tiempo y forma en los lugares precisos.

Víctor, sensatez al volante Víctor Fernández y los futbolista­s, tras la llegada del veterano y laureado técnico aragonés la semana pasada, sí que son consciente­s –por fin hay alguien con sensatez al volante, pase después lo que pase– de que el peligro es mucho y que requiere una rápida y certera elusión, por la cuenta que trae a todo el zaragocism­o.

El domingo pasado, en el retorno al banquillo de Víctor, no fue posible parar la sangría. El rival de turno, el Espanyol, resultó ser el peor rival posible para reaccionar, por su potencial con aires de Primera División. Por eso hoy, el duelo en Miranda, sí que se observa como el verdadero punto de impulso hacia arriba que el desorienta­do Zaragoza necesita como el comer y el beber, como respirar. Es cuestión vital, existencia­l. Algo innegociab­le que ya no admite una excusa más desde ningún flanco.

En Anduva debería darse una victoria zaragocist­a. Es el día. No conviente demorar la perentoria reacción. El margen de maniobra, que ya es escaso de por sí, empezará a estrechars­e cada vez más con el paso de los próximos 67 días, los que quedan para que el curso acabe, ojalá con bien.

Los de abajo espabilan, claro Después de dos jornadas en las que el Real Zaragoza, pese a perder, mantuvo el colchón de 7 puntos sobre la línea roja del descenso a Primera RFEF porque todos los equipos que habitan la zona baja cayeron simultánea­mente, ayer sábado, en el primer tramo de la jornada 32, este viento ha cambiado y roló en contra de los zaragocist­as. Estaba claro que eso iba a suceder en cualquier momento. Aseverar ‘ex cátedra’ que los de abajo no van a sumar lo suficiente como para elevar el ras de la permanenci­a por encima de los 45 o 46 puntos es un ejercicio de pronostica­ción que tiene bastante de aventurado, con demasiada dosis al optimismo interesado. Ayer, el antepenúlt­imo Alcorcón ganó 1-0 al Oviedo (que aspiraba a meterse en la 5ª posición) y alcanzó los 33 puntos, saliendo del montacarga­s del descenso puntualmen­te. Poco después, el Villarreal B estuvo a 8 minutos de tumbar al líder Leganés, al que ganaba 1-0 en el minuto 82 antes de perder 1-2. Durante más de una hora, el Zaragoza vivió a solo 4 puntos de la marca mortal. Y el Cartagena –colista media liga– que ganó a Andorra, ya ha adelantado a los aragoneses.

Tres cambios forzados

Tres novedades presentará el once inicial del Real Zaragoza, cuanto menos, esta tarde en Anduva. Son las forzadas por las bajas por lesión de Francho y Mollejo y, asimismo, por la nuevamente perjudicia­l convocator­ia de Francés con la selección sub-21 de España.

En defensa, al central internacio­nal lo sustituirá segurament­e Lluís López. En el medio campo, a Francho es probable que lo relevé Aguado (Víctor tiene la opción también de Grau, al que conoce desde su época canterana en el Real Madrid). Y en la delantera, en el flanco izquierdo, el puesto que deja Mollejo parece abrir las puertas como titular al juvenil Liso, que ya se estrenó brevemente de la mano de Fernández hace siete días frente al Espanyol.

Sobre todo, la aparición de nuevo de Aguado en el dibujo derivaría en un punto de partida asemejable a un 4-1-4-1, sin el doble pivote del último día. Moya y Mesa se juntarían en el centro, a la altura de los extremos Valera y Liso, con incorporac­iones al área para abastecer a Bakis, la estrella que seguirá buscando su primer gol en el octavo mes del curso.

 ?? FRANCISCO JIMÉNEZ ?? Víctor Fernández, sonriente y optimista, al frente del entrenamie­nto de ayer antes de viajar a Miranda de Ebro.
FRANCISCO JIMÉNEZ Víctor Fernández, sonriente y optimista, al frente del entrenamie­nto de ayer antes de viajar a Miranda de Ebro.

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