Heraldo de Aragón

Moya, Liso y Bakis

-

(Gámez); (Azón, 65).

González Díaz (Comité Asturiano), apoyado en el videoarbit­raje (VAR) por el vasco Gorostegui Fernández.

TARJETAS: Amonestó a Bakis (33), Liso (53), Tachi (65), Alcedo (81) y Reina (83).

Incidencia­s: Tarde fresca, con 11 grados al inicio del partido (las 18.30) en un día soleado con algo de viento. El césped del pequeño campo de Anduva presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 3.800 espectador­es, con algo menos de 300 aficionado­s del Real Zaragoza entre ellos.

LAS CLAVES

La falta de idas, producción, orden, estructura y calidad ofensivas del Zaragoza marcó su partido. En la primera mitad, yendo a remolque contra un rival bien organizado y defendido, apenas inquietó. Tras la roja de Jairo, el Zaragoza aún dominó más la pelota. Generó ocasiones, pero con poco acierto y en bajo el caos. to, las faltas que sigue lanzando Moya desde la línea de tres cuartos son un desastre, pasadas, fuertes, sin opciones para que nadie las remate.

Ligerísima mejoría, insuficien­te Tras el intermedio, sin cambios nominales, se esperaba una recomposic­ión honda de Víctor en su plan. Así, como se había jugado la primera mitad, era imposible salir ganadores. El Mirandés salió espoleado por su público. Se vieron capaces de llevarse la victoria ante un Zaragoza tan pobre de argumentos. La reanudació­n fue un embotellam­iento total del equipo aragonés en su área. En el 47, Carlos Martín no llegó a rematar solo en el segundo palo un centro de Reina. La defensa blanquilla sufríó por alto en cada centro. El ambiente subió en atmósferas de presión. Anduva fue Anduva por un breve rato.

En el minuto 51, Aguado generó una buena contra. Liso dio continuida­d a su pase, asistió al borde del área a Maikel Mesa, cuyo disparo seco, raso, lo rechazó Ramón

Juan en un paradón evitando el 0-1. Fue la primera acción digna de aplauso de los zaragocist­as. Un asidero al que agarrarse, por si era el inicio de algo diferente. El canario tuvo otro disparo a su merced en el 58, tras un centro de Mouriño, pero se le adelantó el defensor rival y no llegó a contactar el balón ya dentro del área. Empezó a combinar algo en equipo. Liso fue el imán por su banda, con Aguado más activado, Bakis tratando de ayudar pese a su lentitud y los demás haciendo el acordeón hacia adelante. Como ante el Espanyol, en el cuarto de hora del segundo tiempo se apreciaron algunos brillos. Algo de soltura. Pero es aún demasiado poco.

El cuadro aragonés frenó los ímpetus locales de raíz y pasó a tener un rol dominador. Sin movimiento­s demasiados incisivos, pero dominador. A la hora de juego, nadie era capaz de ver cómo es posible que este Zaragoza pueda marcar un gol. Víctor retiró al desesperan­te Bakis en el 65 y dio entrada a Azón. Era su primera apuesta para tan crucial tarea pendiente. El Mirandés, al verse apagado en su mecanismo ofensivo, también hizo el mismo movimiento: el italiano Lisci cambió a Carlos Martín por su compatriot­a La Gumina a falta de 20 minutos.

En el 73, Maikel Mesa tuvo en sus botas de nuevo el ansiado gol zaragocist­a. Centró al área Valera y el tinerfeño, a placer, conectó mal con la pelota y se le marchó fuera, a dos metros del palo izquierdo. Con muy poco, el bloque zaragocist­a se iba mostrando cada vez mejor que el Mirandés. Es una pena la ceguera rematadora que abruma al vestuario. Víctor removió más el cajón de los repuestos y, a falta de 13 minutos, dio entrada a Pau Sans y a Manu Vallejo en vez de Valera y el desatinado Mesa. Es cuestión de probar y probar. Liso cambió de banda y acabó por la derecha hasta que fue relevado muy al final por Gámez.

En esas, el Mirandés despertó de su larguísimo letargo y pisó el área de Badía con peligro de nuevo en el minuto 79. El recién incorporad­o Alcedo recogió un balón suelto y lanzó una rosca intenciona­da que se fue fuera cerca de la escuadra derecha. Aquí, quien marcase se iba a llevar los 3 puntos. El partido estaba ya lleno de agujeros físicos. Por eso Mouriño, en una gran incorporac­ión al ataque, fue derribado por Reina cuando se colaba hasta dentro en el minuto 84. No fue penalti por centímetro­s. La falta, ensayada, la echó atrás rasa Moya y Vallejo remató con visos de gol, pero atajó el portero Ramón Juan. Una pena. Ahi pudo estar el triunfo.

El dominio zaragocist­a de los minutos postreros del duelo fue inerte. Hay intención, pero faltan recursos y calidad. Víctor va a tener que hacer malabares y, especialme­nte, encontrar al menos un goleador. Uno. Sin gol no es posible ganar partidos. Esta patología es gravísima. En superlativ­o velazquian­o. Aquí sí que está totalmente justificad­o su uso. El 0-0 es insuficien­te para escapar de la quema con firmeza. De aquí a junio, se va a tratar de perder lo menos posible. Si no hay victorias, tal vez sea posible cosechar los puntos de uno en uno, en calderilla...

 ?? CARLOS GIL/PRENSA2 ?? Manu Vallejo, al final del choque, en un ataque.
CARLOS GIL/PRENSA2 Manu Vallejo, al final del choque, en un ataque.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain