Anotaciones de mi Semana Santa

Un suspiro al verla llorar, caramelos en un palmón, la luna brillando en Dormer, los nervios de antes de cubrirse, una ramita de laurel y una candela, dos campanas que rompen la mañana, abrazos que acarician el alma, mirad el árbol de la cruz, al final otro año en el mismo sitio, la Magdalena es Triana, entre claveles camina, sin respiración por su agonía, torrijas para compartir, ese estremecimiento al verle de cerca, recibir una estampita, lo que te has perdido, huevo con gamba esperando que llegue, una hilera de luces que la preceden, como siempre como nunca, con un beso y un redoble, Cristo de los transeúntes, que no se nos olvide para el año que viene, manos atadas que nos liberan, huevo de Pascua, misma hora misma esquina, sube el buen Jesús, Caridad del Portillo, no puedo ya más, se vuelve a abrir la puerta, una lágrima por su traición, soledad de las últimas horas, ‘pange lingua gloriosi’, siete verdes saetas al aire quieto, el vacío de las ausencias, esa espalda que se aleja al son de la banda, que el lucero del alba lo encuentre encendido, tomillo en la espera, vermú por El Tubo, sobriedad franciscana, cuarta estación, ver entre el público a quien ya no puede estar, noche de lágrimas, elegancia portando una peana, negro y plata en la noche, un momento de paz visitando el Monumento, redobles que se sienten en el estómago, encuentros y reencuentros, es nuestro querer pa los dos igual, la veo pasar y me voy a dormir, negro cortejo de sombras y siglos…

Así vivo, año tras año, mi Semana Santa de Zaragoza.

*Cofrade de Cristo Resucitado