Heraldo de Aragón

Lluvia de pétalos sobre la Virgen de la Soledad

La procesión del Encuentro atrajo a numerosos espectador­es para presenciar su paso bajo el monumental Arquillo del siglo XVI recién restaurado

- L. R.

El Encuentro de la Virgen de la Soledad y Jesús el Nazareno bajo el monumental arco del acueducto renacentis­ta del barrio del Carrel de Teruel reunió ayer a cientos de espectador­es que no quisieron perderse una de las estampas más plásticas de la Semana Santa turolense. Aunque la escena ha perdido parte de su espectacul­aridad tras la restauraci­ón del Arquillo –ante la imposibili­dad, por motivos de seguridad, de arrojar la lluvia de pétalos desde el remate de la arcada–, el momento reunió a un público numeroso que, a continuaci­ón, se incorporó a la procesión camino del Vía Crucis.

Las procesione­s de las cofradías de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de Nuestra Señora de la Soledad partieron de las iglesias de San Martín y Santa Clara, respectiva­mente. Al llegar al Arquillo del Carrel, uno de los elementos más singulares del acueducto de Los Arcos del siglo XVI, las dos comitivas se fundieron en una sola.

La imagen de la Virgen de la Soledad hizo tres reverencia­s a la de Jesús Nazareno que fueron celebradas con aplausos por el público presente. Seguidamen­te, llovieron sobre los dos pasos procesiona­les miles de pétalos de rosa que dieron una nota de color a la ceremonia.

La peana de la Virgen de la Soledad se apartó tras saludar a Jesús Nazareno para que esta imagen se colocara en primer lugar antes de partir hacia el Vía Crucis. Delante de los dos pasos marcharon las bandas de tambores y cornetas de las dos cofradías. Los cofrades de la Soledad, ataviados con sus hábitos negros y los del Nazareno, morados.

La tesorera de la Hermandad de Jesús Nazareno, Yolanda Denia, explicó que desde que se restauró el arco del siglo XVI «no se puede subir» encima para arrojar los pétalos sobre las imágenes, como era costumbre. Unos niños se encargaron de lanzar los pétalos a pie de calle. Denia consideró, no obstante, que el elemento principal del acto se mantiene inalterado: el encuentro de las dos imágenes sagradas bajo el Arquillo.

El presidente de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, Eduardo Suárez, destacó el carácter «colorista» del Encuentro, que forma parte de la «iconografí­a» más representa­tiva de las dos cofradías participan­tes.

Suárez recordó que esta procesión se «recuperó» hace un cuarto de siglo tras un largo periodo desapareci­da de la Semana Santa turolense. El presidente de La Soledad admitió que la imposibili­dad de arrojar las flores desde el pasillo que discurre por encima del Arquillo «le resta un toque especial» a la ceremonia, pero reconoció que la «seguridad de los participan­tes es la prioridad».

El dirigente cofrade indicó, no obstante, que las dos hermandade­s buscan «soluciones» para devolver a la procesión todo su esplendor.

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A. GARCÍA/BYKOFOTO Encuentro entre los pasos de Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad bajo el Arquillo.

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