El 30% de las niñas con cáncer tendrán problemas para quedar embarazadas
ZARAGOZA. Alrededor del 30% de las niñas que superan un cáncer infantil tienen después grandes dificultades para ser madres. «Ante la enfermedad, la prioridad de las familias es la curación; y lo que menos les preocupa es qué va a pasar en 25 años». Pero cuando llega el momento de quedarse embarazada «se vuelve a enfrentar a ese muro que tuvo cuando era niña y que ocurrió hace tantos años que ni se acuerda». Unos problemas de fertilidad derivados de los agresivos tratamientos que reciben para curarse, especialmente quimioterapia y radioterapia.
En esta línea trabaja el grupo de investigación TME Lab del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), liderada por los científicos Iñaki Ochoa y Clara Malo, que se pone en marcha gracias a la financiación de Aspanoa, a través de la Cátedra que esta asociación tiene con la Universidad de Zaragoza para la investigación del cáncer infantil. El proyecto pretende mejorar la preservación del tejido ovárico de las niñas con cáncer, dentro del Programa Impulso con Aspanoa.
La preservación del tejido ovárico se realiza en pocos hospitales de España porque es una técnica pionera y de la que aún queda mucho por estudiar. «Si la niña ya ha empezado a ovular, basta con congelarle los óvulos. Pero si la menor aún no ha comenzado el ciclo reproductivo, la única opción es la preservación del tejido ovárico», explican los científicos.
Sin embargo, en este proceso «se pierde el 50% de los folículos o unidades reproductivas». De ahí la relevancia de este proyecto, que consiste en estudiar los actuales procesos de congelación –como el porcentaje de suero utilizado o la pertinencia del biocongelador que se usa hoy en día- y, al mismo tiempo, desarrollar el prototipo de un instrumento comercial que permita automatizar el proceso. Este último proyecto lo codesarrollarán junto con la empresa Beonchip, una ‘spin off ‘ del TME Lab, y que dirige Rosa Monge.
De hecho, los investigadores creen que una parte importante de la mala conservación puede deberse a que la técnica actual requiere mucha manipulación. «Somos expertos en microfluídica y vamos a utilizar estos conocimientos para automatizar el proceso, de manera que cualquier técnico pueda realizar la preservación del tejido ovárico con la mínima manipulación posible, teniendo un control total sobre el ambiente, y asemejándolo lo más posible a las características de un útero para favorecer su conservación», explican. Ochoa destaca que «se busca estandarizar el proceso» para que pueda llegar a todo el mundo por igual.
Primeros ensayos con ovejas Los investigadores han hecho ya ensayos con ovejas, cuyo tejido ovárico es muy parecido al humano, y en este proyecto lo harán con tejido desechado de pacientes adultas para poder optimizar la técnica antes de hacer los últimos ensayos con tejido pediátrico.
A más largo plazo, los investigadores querrían probar si es posible desarrollar óvulos maduros en el propio laboratorio haciendo crecer artificialmente los folículos del tejido ovárico extraído a la niña. «Esto permitiría fecundar el óvulo en el exterior con el futuro esperma del padre, y ya transferirle directamente el embrión a la madre, sin necesidad de tener que hacerle una segunda intervención para trasplantarle el tejido ovárico», señalan.
Clara Malo e Iñaki Ochoa señalan que les emociona mucho que se apueste por su proyecto: «Hay muy pocos grupos trabajando en esta idea, estamos todos en contacto, y estamos convencidos de que tiene un gran potencial. Esta ayuda de Aspanoa seguro que nos permite avanzar».