Heraldo de Aragón

El aceite de oliva se perpetúa como producto de lujo

La baja producción por la sequía mantendrá los precios tensionado­s hasta verano, también en las marcas blancas

- CLARA ALBA

MADRID. El aceite de oliva se ha convertido en un producto de lujo que ha hecho saltar por los aires el presupuest­o que las familias destinan a la cesta de la compra. Tras una escalada sin precedente­s del 54% en 2023, el precio del oro líquido se ha encarecido otro 10% en los dos primeros meses del nuevo ejercicio, según los últimos datos del INE.

De hecho, si se toma como referencia la comparativ­a interanual, el litro de aceite costaba un 67% más en febrero de este año que en el mismo mes de 2023. Y el problema es que, aunque el precio en origen se haya moderado, el mercado descuenta que los altos precios se mantendrán en los lineales del supermerca­do. «Pese a las re98% cientes lluvias que han ayudado a suavizar el impacto de la sequía y de las altas temperatur­as en los olivares, este año se ha cerrado con una producción de 830.000 toneladas, la cuarta peor cosecha del siglo XXI», explica Cristian Castillo, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universida­d Oberta de Catalunya y experto en logística y producción. De hecho, gigantes del sector ya anticipan que la disponibil­idad de aceite será prácticame­nte la misma en la nueva campaña.

Desequilib­rios

Deoleo, fabricante de marcas como Carbonell y Hojiblanca, lleva tiempo denunciand­o el alto coste de las materias primas y fuertes desequilib­rios en la cadena de valor, con el coste de producción de un kilo de aceitunas pasando de 1,2 euros a 1,8 euros en los procesos superinten­sivos. Y en la producción tradiciona­l (la que se da en alta montaña, con 200-300 olivos) ha pasado de 2,7 a unos 3,2 euros en cuatro años. Y eso se traduce en que la botella que en 2019 costaba entre 2 y 3 euros, se pague ahora 10 euros en los lineales de los supermerca­dos.

Un juego en el que también han entrado de lleno las marcas blancas. «Durante 2023, se produjo un mayor incremento en el precio medio de las marcas blancas frente al de distribuci­ón, por lo que la brecha de precio entre ambos envasados cayó del 12% al 9%», explica María Ángeles Piñero, analista de Solunion España. La experta también advierte sobre un sistema de producción en el que muchas empresas navegan al borde de la extinción: «Cerca del de las explotacio­nes está en manos de personas físicas pero su dimensión económica es nueve veces menor a las participad­as por entidades mercantile­s».

En medio de la tormenta, la sorpresa llega cuando se observan los precios en otros países, donde se puede encontrar aceite español mucho más barato. La explicació­n es de pura oferta y demanda. «España es productora mundial de aceite y, siguiendo la dieta mediterrán­ea, también es de los que más consume con unos 11,1 litros por persona al año, solo por debajo de Grecia», indica Castillo. En otros países donde se consume menos, se compra el producto con mucha antelación, «cerrando acuerdos anticipado­s, con compras anuales que permiten soportar toda la demanda». Por eso los precios son más bajos allí: tienen un producto de cosechas anteriores. «En España la rotación es más elevada y percibimos antes la subida derivada de las malas cosechas», añade.

La pregunta ahora cuándo empezarán a bajar los precios. «El entorno variará en función de las lluvias de marzo/abril, periodo de trama del olivo (momento previo a que nazca el fruto)». Solo si la climatolog­ía acompaña, las primeras caídas en los lineales se verán ya a partir de junio.

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