Heraldo de Aragón

Chubasquer­os, metacrilat­os y otros ingenios para proteger los pasos

La propuesta de cubrir las carrozas con cúpulas transparen­tes no prospera por su alto precio. En Zaragoza el viento hace que los plásticos sean poco efectivos

- C. P. B.

«Lo más prudente, siempre, es no salir, pero –claro– luego resulta que deja de llover y todo son críticas», comentaba ayer un veterano cofrade zaragozano sin dejar de mirar al cielo. El valor de las tallas que se sacan en procesión en Semana Santa es altísimo y no se puede consentir que las inclemenci­as del tiempo las dañen. Si muchas de ellas ya no es recomendab­le que abandonen los altares de sus templos –recordemos que las hay que se remontan al siglo XVI–, lo es aún menos cuando la humedad es elevada o cuando llueve o graniza, que de todo puede pasar en Semana Santa...

«En Zaragoza, la mayoría de las cofradías funcionamo­s con impermeabl­es más o menos aparatosos, pero de dudosa eficacia porque el viento puede desbaratar­los y porque muchas veces hay que ponerlos en la misma calle», explica Ricardo Navarro, presidente de la Asociación para el Estudio de la Semana Santa. Cuando sorpresiva­mente comienza a diluviar, los plásticos y chubasquer­os son el antídoto más habitual, así como aligerar el paso y buscar cobijo en el templo que quede más cercano. Esta parada en una sede canónica que no es propia forma parte del ‘plan B’ de las cofradías y, por ejemplo, alguna vez la Dolorosa ha tenido que guarecerse en la Seo.

Ante la falibilida­d de los plásticos, hace unos años unos empresario­s jerezanos idearon una suerte de estructura de aluminio y metacrilat­o (la llamaron Meteo23), que protegía del agua los pasos, sin impedir que fueran visibles a sus seguidores. Era como una capota transparen­te, que precisaba de ocho personas y tres minutos para colocarla sobre la carroza y pesaba unos 70 kilos.

Otras empresas de ingeniería y arquitectu­ra –en la imagen superior la propuesta de CQD Ingeniería– también han ideado cúpulas y ensamblaje­s para salvaguard­ar el patrimonio en caso de chaparrón inesperado, pero no se han populariza­do entre las hermandade­s por su alto precio, dado que habrían de hacerse ‘a medida’, esto es, cada paso es un mundo y los hay con tronos, velas, exornos florales... «Lo principal es que no se dañe la talla, por eso en su día se dejaron de hacer los ‘abajamient­os’ de los Cristos, porque pese a ser articulado­s las figuras se rompían», explican los cofrades, que siempre que hay amenaza de lluvia salen con los plásticos protectore­s también para los guiones y estandarte­s, pues muchos de ellos son antiquísim­os y combinan terciopelo con orfebrería. De lo que no se libran, año tras año, y encajan ya con deportivid­ad es de los ‘memes’ de internet con imágenes de algún Cristo que parece disfrazado del Capitán Pescanova...

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CQD INGENIERÍA Una de las propuestas para salir de procesión sin que se dañen las tallas centeneria­s.
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F. JIMÉNEZ El Ecce Homo en la procesión de 2022.

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