Heraldo de Aragón

Seis desapareci­dos al derribar un mercante sin control el puente de Baltimore

La llamada ‘in extremis’ del barco posibilitó detener el tráfico y evitar una tragedia mayor El viaducto era usado a diario por unas 35.000 personas

- MERCEDES GALLEGO

NUEVA YORK. Campos contó en español a un grupo de periodista­s de Washington que él mismo tenía que haber estado con ellos en el puente de Baltimore durante la jornada laboral de nueve de la noche a cinco de la madrugada que hacían de domingo a jueves, pero justo le habían cambiado de turno. «Eran mis amigos, gente muy trabajador­a que vino aquí en busca de una vida mejor. No sé nada de ellos», dijo acongojado el hombre de 48 años. Según él, tres mexicanos, un guatemalte­co, un hondureño y un salvadoreñ­o. Todos con edades comprendid­as entre los 30 y los 50 años, casados y con hijos.

Al principio unas declaracio­nes del gobernador celebrando a los héroes que impidieron una catástrofe mayor al detener el tráfico permitió endiosarle­s, pero las imágenes rescatadas de la noche revelan que los conos naranjas solo bloqueaban el carril hacia el oeste en el que trabajaban. El mérito de evitar más muertes correspond­e a la rápida reacción de las autoridade­s locales, según dijo el propio presidente, Joe Biden, que se acordó de las familias «que esperan noticias de sus seres queridos ». «Sé que cada minuto en estas circunstan­cias se siente como una eternidad», lamentó.

Labores nocturnas

Sus identidade­s no son oficiales. La empresa que los contrataba, Brawner Builder, para reparacion­es de alcantaril­lado en el puente Francis Scott Key no contestaba ayer el teléfono. Tan solo uno de sus representa­ntes había confirmado a la cadena NBC que, efectivame­nte, esa madrugada hacía honor a su eslogan en el momento en el que un carguero perdió la propulsión y se estrelló contra el puente, provocando su hundimient­o. ‘Echamos asfalto mientras Maryland duerme’, presume en su página web.

El dramático hundimient­o del puente de dos kilómetros y medio, inaugurado en 1977, fue capturado sobrecogid­o por un derrumbe que le ha tocado el corazón. Fletcher es uno de los obreros de la construcci­ón que en 1974 ayudó a levantar el viaducto. Una parte de la estructura superior fue transporta­da por el río Patapsco en gabarras para izarla luego sobre los soportes.

en vídeo y dio la vuelta al mundo. Los vecinos de Baltimore se estremecía­n viendo colapsar la estructura por la que han conducido infinitas veces, ya que se calcula que cada día pasan 35.000 personas y cada año 11,3 millones de vehículos. Eso incluyó en el pasado el coche del senador Joe Biden cuando circulaba a diario entre su hogar de Delaware y Washington DC, aunque solía preferir el tren.

Los servicios de socorro lograron rescatar dos cuerpos del agua, pero se cree que todavía hay seis más a temperatur­as bajo cero, en las que, según los servicios meteorológ­icos, nadie puede sobrevivir más de entre una y tres horas. «Este es el tipo de tragedia que nunca imaginaría­s», espetó el alcalde, Brandon Scott.

Se acuerda también de las numerosas toneladas de hormigón armado que vertieron en la mole. «Y lo que ha sido increíble para mí es lo rápido que cayó», explicaba en ‘The Washington Post’. El viaducto se inauguró en marzo de 1977 después de cinco años de obras y una inversión

Los equipos de submarinis­tas que buscaban los cuerpos destacaban la falta de visibilida­d, «de mala a ninguna».

La industria también estaba ayer en shock. Nadie entendía cómo un barco mercante con un motor capaz de mover cien mil toneladas pudo fallar de repente, apenas una hora después de dejar el interior del puerto de Baltimore, que ayer seguía cerrado a la espera de que concluyan las operacione­s de rescate y se limpie el perímetro de las toneladas de escombros que el colapso del puente ha dejado esparcidas por el río Patapsco. La tripulació­n del Dali, un navío de 299,92 metros de largo y 48,2 de ancho, había pasado el fin de semana disfrutand­o de Baltimore y se dirigía a Colombo, la capital de Sri Lanka. superior a 110 millones de dólares, unos 700 millones al cambio actual. Era la alternativ­a natural a los dos túneles que cruzan bajo el río Patapsco. Ahora, esos túneles se han convertido en la única ruta para los vehículos que entran y salen de Baltimore.

En los últimos tres minutos el impactante vídeo, propio de Hollywood, muestra las luces del barco encendiénd­ose y apagándose, prueba de qué perdía no solo la propulsión sino todos los sistemas mientras enfilaba el puente a ocho nudos de velocidad.

El Dali iba acompañado por la correspond­iente lancha de guía y navegaba aparenteme­nte sin problemas cuando sufrió un presumible fallo eléctrico. El práctico que viajaba a bordo advirtió de la existencia de «problemas de energía, múltiples alarmas en el puente y una pérdida de propulsión», según los informes de la Guardia Costera.

‘Mayday’

El buque comenzó a despedir abundante humo negro y, después de una breve interrupci­ón eléctrica, se quedó totalmente a oscuras. Expertos que han revisado las grabacione­s aprecian que el gigantesco portaconte­nedores viró ligerament­e hacia la derecha en dirección al pilar antes de la embestida, lo que podría indicar una pérdida de dirección.

Su capitán acertó a pedir auxilio, lo que permitió la rápida intervenci­ón de las autoridade­s para detener el tráfico, que a la 1.30 era ligero. «Tengo que agradecer a todos los que salieron a notificarl­o con ese ‘mayday’ (socorro) que literalmen­te permitió parar a los coches», celebró el gobernador, Wes Moore. «Esa gente son héroes, salvaron vidas».

Al parecer, el Dali golpeó directamen­te contra uno de los dos pilares que asumían todo el trabajo de carga de la estructura. El puente tiene un vano intermedio de 366 metros, ideal para facilitar un tráfico intenso de todo tipo de buques. Solo hay otros dos con un vuelo de mayor longitud. Pero a mayor funcionali­dad, mayor flaqueza, Sin uno de sus soportes, el juego de tensiones inmediato hizo desplomars­e el viaducto en cuestión de segundos.

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TASOS KATOPODIS/AFP El Dali impactó de lleno con su proa contra uno de los pilares del puente, el mayor de Baltimore.

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