Heraldo de Aragón

Israel y Hamás coinciden en ignorar la resolución de la ONU que pide un alto el fuego

La guerra sigue en Gaza y aleja el acuerdo para intercambi­ar los rehenes por presos palestinos que se negocia en Catar

- MIKEL AYESTARAN

ESTAMBUL. Ni Israel ni Hamás respetaron ayer la llamada al «alto el fuego inmediato» en Gaza lanzada el lunes por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La resolución aprobada por el organismo internacio­nal gracias a la abstención de Estados Unidos no sirvió para silenciar las armas, abrir las puertas a un nuevo intercambi­o de rehenes por presos palestinos y permitir la entrada de más ayuda a la Franja. Para el Gobierno de Benjamín Netanyahu detener la guerra sin la liberación de los más de cien cautivos es una derrota y para el Movimiento Islámico es innegociab­le que el parón debe ser permanente y no sólo para lo que resta del Ramadán, tal y como reza el texto aprobado.

Veinticuat­ro horas después de la votación en New York, que también sirvió para escenifica­r las frías relaciones entre Joe Biden y Netanyahu, Israel endureció los bombardeos y golpeó también en Rafah, ciudad fronteriza con Egipto en la que se hacinan 1,5 millones de palestinos que llegaron allí pensando que era un lugar seguro. En uno de los ataques fue alcanzada una casa llena de familias y al menos dieciocho personas perdieron la vida, nueve de ellas niños, según informó el Ministerio de Salud de Gaza.

La operación en Rafah es uno de los puntos de fricción de Israel con sus aliados y estuvo sobre la mesa en el encuentro que mantuviero­n en Estados Unidos el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, quien insistió en que «es un imperativo moral y estratégic­o proteger a los civiles».

Austin calificó la situación en la Franja de «catástrofe humana», ya que, desde el 7 de octubre, más de 32.000 personas han muerto en el enclave costero, la mayoría mujeres y niños. Estados Unidos es el principal suministra­dor de armas que tiene Israel para seguir con los bombardeos.

El alto el fuego parece lejano, pero ambas partes mantienen las conversaci­ones indirectas en Doha con la mediación de Catar y Egipto. Israel anunció la retirada de la mayor parte de su delegación en señal de protesta por las exigencias de Hamás, pero un pequeño equipo del Mossad permaneció en el pequeño reino del Golfo a la espera de posibles cambios.

Se repite la historia

Todas las resolucion­es del Consejo de Seguridad se consideran vinculante­s, aunque Estados Unidos dijera lo contrario tras ver el texto aprobado gracias a su abstención. Si no se cumplen, se puede votar sobre una resolución de seguimient­o que aborde la violación y tomar medidas punitivas en forma de sanciones, algo que parece imposible teniendo en cuenta el vínculo entre Washington y Tel Aviv.

Para los hebreos la situación no es nueva. Ya en 2016, en los últimos días del mandato de Barack Obama, el consejo aprobó una resolución con la abstención estadounid­ense que considerab­a ilegales los asentamien­tos en Cisjordani­a y una violación del derecho internacio­nal. Israel no sólo la ignoró, sino que en los últimos años ha reforzado la ocupación y la semana pasada anunció la mayor confiscaci­ón de tierras desde los Acuerdos de Oslo.

Cinco años después todo indica que el Estado judío volverá a ignorar el acuerdo, aunque la votación envío un mensaje de alerta sobre su progresivo aislamient­o internacio­nal. Éste fue uno de los puntos más destacados por la prensa israelí. Los medios críticos con Netanyahu censuraron la estrategia del primer ministro de no ir de la mano de Estados Unidos, su gran aliado diplomátic­o y militar.

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