No sabemos lo que tenemos
Manuel Ricardo Ibarra García
Estamos aturdidos por cientos de ráfagas informativas sobre los distintos problemas que a diario se plantean en nuestra sociedad. Es difícil constatar qué es o no importante y cuál debe ser nuestra actitud ante ellos. Tanta información y desde tantos frentes enmascara aspectos esenciales para el desarrollo y el futuro de nuestra sociedad.
Quiero referirme en esta breve nota al papel escasamente relevante que se le atribuye a la ciencia y al desarrollo científico en nuestro entorno social a nivel informativo. En la ciencia se encuentra la clave de nuestro presente y futuro. Nuestro nivel de confort se debe tanto a los grandes logros científicos como a los avances en los campos de la medicina, la energía y las tecnologías de la información y de las comunicaciones. Un panorama que se amplifica frente al nuevo mundo que se nos avecina de la mano de la inteligencia artificial.
Si todo esto lo asumimos, ¿por qué ignoramos los avances y logros científicos que se consiguen en nuestro entorno? Gestionar y dirigir las instituciones que rigen nuestra sociedad es algo muy importante y se le dedica amplia atención a través de la prensa y medios sociales audiovisuales. Sin embargo, desconocemos los avances científicos y los logros que se están consiguiendo en nuestro entorno. La sociedad es consciente de la importancia de la ciencia pero no se le da la importancia que merece en los medios de comunicación.
He decidido traer estas reflexiones a raíz del nombramiento del investigador aragonés José María de Teresa Nogueras en la Academia de Ciencias Europea. Sólo un selecto número de científicos europeos consigue esta distinción. Este científico, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y miembro del Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón, lo ha merecido por sus relevantes contribuciones en el diseño de nuevos materiales y de dispositivos a nivel nanométrico. Se trata de un relevante acontecimiento que enorgullece a su entorno científico y lo debería hacer también a la sociedad aragonesa, dado que eleva su categoría a un gran nivel internacional.
No sabemos lo que tenemos y esto será así si no le damos la importancia que merece a acontecimientos como el mencionado. La ciencia aragonesa y por ende la sociedad deben sentirse orgullosas de este reconocimiento en la figura del investigador distinguido, pues marca un hito que muestra la valía y potencialidad de la ciencia y los científicos aragoneses.