Primera cita electoral de primavera
Elecciones en abril, mayo y junio. La primavera se presenta interesante. Dentro de tres semanas, la primera cita, la vasca. En mayo, la que provoca más inquietud porque, mientras Puigdemont consiga media docena de votos, Pedro Sánchez accederá a todas sus exigencias. Y la tercera, la de junio, la europea. Circunscripción única, indicará cómo respira España, con qué respaldo cuentan independentistas y nacionalistas más allá de sus fronteras regionales y cuál es el auténtico peso de Sánchez, Feijóo, Abascal, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias-Irene Montero, porque es a ellos a los que se vota, más que a los cabezas de lista de sus partidos.
En esta primera cita, el protagonismo no lo tienen Sánchez ni Feijóo, sino que toda atención la centran PNV y Bildu. Si hace pocos años alguien dudara sobre la fuerza del PNV frente a cualquier otra opción se le habría considerado un desconocedor de la realidad vasca, pero la historia reciente ha demostrado que una parte destacada de su sociedad, sobre todo de jóvenes, no hace ascos a un partido que tiene sus referencias en una banda terrorista.
En este escenario, el dato que más importa es si Bildu superará al PNV en votos y escaños o el partido de Ortúzar consigue que su partido mantenga la trayectoria que ha marcado su historia: ser la primera fuerza vasca, la que ha gobernado prácticamente durante toda la democracia. Pedro Sánchez, que necesitaba los votos de Bildu para gobernar, ha convertido el partido de Otegi en una fuerza que puede desbancar al PNV y gobernar en Euskadi, con consecuencias imprevisibles.
En estas elecciones vascas, del 21 de abril, a Pedro Sánchez no parece preocuparle que Bildu se haga con el gobierno, sino cómo van a afectar las urnas a sus actuales socios, PNV y Bildu, y si los dos le seguirán prestando su apoyo para continuar en el palacio de la Moncloa.