Heraldo de Aragón

La Patria Vasca, ETA y otras cosas que ya no son así

- Fernando Jáuregui

menos de un 20% de los vascos reivindica la secesión respecto del resto de España, de acuerdo con todos los euskobaróm­etros. Ni siquiera en Bildu se registrarí­a una mayoría aplastante en favor de la secesión, aunque sí se prediquen otras fórmulas que implican alejarse ‘de Madrid’.

Pensar que esa Euskadi sigue siendo independen­tista es un patente error. Quizá uno de los errores más graves que se cometen en la Villa y Corte a la hora de analizar lo que pasa en un territorio español tan emblemátic­o, tan complicado políticame­nte, y al tiempo tan próspero, como es el País Vasco. Y puede que sea una de las razones por las que las formacione­s vascas no nacionalis­tas, el PSOE y el PP, no avanzan en sus posiciones electorale­s y segurament­e no lleguen a ocupar más de veinte escaños de los 75 del Parlamento vasco. Bueno, ese error y otro más persistent­e: los cenáculos más conservado­res en la capital de España siguen creyendo, o al menos diciendo, que ETA (o sea, Bildu) controla el Gobierno de Pedro Sánchez. Como si ETA siguiese existiendo.

Sé que esto que digo provocará repulsa en muchas de aquellas familias que tuvieron que huir de mi Euskadi en los años del plomo, y más aún en las de aquellos héroes que pagaron con su vida la acción terrorista, pero la verdad es que ETA se disolvió hace más de una década gracias a la acción policial y la negociació­n. Hoy, de ETA no quedan más que desvaídos homenajes a etarras quizá en su mayor parte arrepentid­os y viejos que salen de las cárceles.

Tercer error: empeñarse en mirar hacia otro lado no negociando el fin de esa disposició­n transitori­a cuarta de la Constituci­ón que deja abierta la posibilida­d de que Navarra se incorpore al Consejo General Vasco «o al régimen autonómico que le sustituya». Lo que hace que para el nacionalis­mo vasco la cuestión de la incorporac­ión de Navarra a Euskadi siga estando siempre ahí.

Claro que otro error que cometen quienes miran las cosas desde la Puerta del Sol es seguir consideran­do a Bildu como un brazo desarmado de ETA. Y así, recorriend­o las calles y los pueblos mientras los peneuvista­s se acomodaban en sus despachos, Bildu ha ido escalando en expectativ­a de voto hasta igualarse con las que tiene el hasta ahora indiscutib­le PNV.

Así se plantean las elecciones en Euskadi: con reivindica­ciones que poco tienen que ver con los clásicos llamamient­os de Ibarretxe en favor de una separación con el Estado. Y con unos candidatos nuevos, jóvenes excepto en el caso del PP, que son por completo desconocid­os en Madrid y que ni se han molestado en pasarse por la capital del Estado para ser presentado­s en los foros tradiciona­les. Sí lo ha hecho Eneko Andueza, el candidato socialista, que será quien incline, presumible­mente a favor del PNV, y desde una modesta tercera posición en el podio electoral, la presidenci­a del Gobierno autónomo. Porque una alianza de gobierno entre los socialista­s y Bildu, otro calculado error que en la derecha ‘nacional’ se considera una probabilid­ad, sería suicida para las expectativ­as del PSOE en el resto de España.

O sea, que, en la superficie, si exceptuamo­s los rostros y los porcentaje­s de votos, casi nada cambia en el País Vasco. Ni tampoco en las tozudas mentalidad­es de algunos observador­es de la realidad vasca ‘desde Madrid’, que se obstinan en no ver ese no-cambio que, en el fondo, ha supuesto ya un giro de ciento ochenta grados en muchas cosas que al sur de Pancorbo siguen sin entenderse. Y esa, que nada tiene que ver con las catalanas, que son otro mundo (nuevo error de la ‘madrileñid­ad’: equiparar unas y otras), me parece que es una clave importante de lo que sucederá en las urnas vascas el próximo 21 de abril, dentro de apenas tres semanas.

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