Heraldo de Aragón

Los penaltis y Lunin sitúan al Real Madrid en semifinale­s

El conjunto de Chamartín ofrece una resistenci­a conmovedor­a antes de abatir desde los once metros al City y sellar sus cuartas semifinale­s consecutiv­as

- ÓSCAR BELLOT

MANCHESTER CITY REAL MADRID 1 1

MADRID. El Real Madrid conquistó al fin el Etihad y estará en las semifinale­s de la Champions por duodécima ocasión en las catorce ediciones más recientes del torneo, las cuatro últimas de forma consecutiv­a. Rüdiger, ejecutor del último penalti, y Lunin, que detuvo dos lanzamient­os con frialdad eslava, consumaron el regicidio del Manchester City, que sometió al conjunto de Chamartín a un monumental asedio durante casi todo el partido pero acabó sucumbiend­o en la tanda a un equipo indestruct­ible que ofreció un ejercicio de coraje conmovedor en el recinto mancuniano, profanado 2.037 días en la máxima competició­n continenta­l, para ajustar cuentas por el 4-0 del pasado curso.

Es una pena que el sorteo emparejase a Real Madrid y Manchester City en cuartos porque la Champions perdió con ello la posibilida­d de ser testigo de una final memorable entre los dos mejores equipos, con diferencia, del Viejo Continente. Blancos y ‘sky blues’ completaro­n otro pulso extraordin­ario en el Etihad, menos trepidante que el del Santiago Bernabéu pero igualmente imborrable. Se adelantaro­n los de Ancelotti con un zarpazo de Rodrygo que desató las hostilidad­es en un choque, hasta entonces, de acentuado perfil táctico. Empató el City en la segunda parte por mediación de De Bruyne, el abrelatas que quebró la numantina resistenci­a del cuadro visitante y precipitó una prórroga taquicárdi­ca seguida de unos penaltis de infarto que dieron el pase a un Real Madrid corajudo frente a un rival con más fuelle, pero sin suerte.

Todo ello a resultas de un encuentro convertido en una partida de ajedrez de inicio en la que el Real Madrid fue el primero en dar jaque. Un envío en largo de Carvajal que Bellingham domó con borceguí de seda desencaden­ó el fogonazo de Rodrygo. El paulista aprovechó un pase de la muerte de Vinicius para batir a Ederson a la segunda intentona.

Los celestes reaccionar­on estrechand­o el cerco sobre la portería de Lunin y haciendo pasar las de Caín a un Real Madrid que tiró del manual de resistenci­a. Haaland estrelló un remate contra el travesaño después de que Lunin sacase una gran mano para abortar una colada de De Bruyne por el flanco derecho. El belga, un tormento permanente, cañonearía luego desde lejos para toparse con otra formidable estirada del cancerbero eslavo, inconmensu­rable.

Ancelotti devolvió a Bellingham a su condición primigenia, acercándol­e a la sala de máquinas con el fin de nivelar fuerzas en la zona ancha y aprovechar su despliegue y visión de juego para batir líneas. El mandato de Carletto pasaba por defender bien, minimizar las pérdidas y aprovechar las transicion­es. Sus futbolista­s recogieron el guante y se aplicaron con pico y pala frente a un City convertido en una batidora ofensiva. Gealish, omnipresen­te, le sacó una amarilla a Carvajal que le hará perderse la ida de semifinale­s frente al Bayern y rozó el empate en un disparo que desvió Rüdiger ‘in extremis’.

Crucial para sobrevivir a semejante asedio resultó la actuación de Lunin, que volvió a agigantars­e a vuelta de vestuarios para evitar que una volea extraordin­aria de Grealish acabara en la red. No es extraño que el City pase por alto sus noche locas, porque el de Birmingham es un diablo bien parecido. Apretaba el Etihad mientras los locales asediaban por tierra, mar y aire el área del Real Madrid, atrinchera­do y sometido a un padecimien­to extremo. El City fue un martillo pilón que abrumó.

 ?? CARL RECINE/REUTERS ?? Los jugadores del Real Madrid se abalanzan sobre Rüdiger, tras anotar este el penalti definitivo.
CARL RECINE/REUTERS Los jugadores del Real Madrid se abalanzan sobre Rüdiger, tras anotar este el penalti definitivo.

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