Heraldo de Aragón

Más allá del líder supremo

Ni una, ni grande, ni libre

- NICOLÁS SESMA PUBLICA UNA FASCINANTE Y NARRATIVA HISTORIA DEL FRANQUISMO CON SUS LUCES Y SOMBRAS Y SUS PARADOJAS ALBERTO SABIO ALCUTÉN

LETRAS ARAGONESAS

La dictadura franquista. Nicolás Sesma. Crítica. Barcelona, 2024, 759 páginas.

El vocabulari­o nunca es neutro. En este libro se utiliza la expresión dictadura o régimen franquista y se elude el vocablo más unipersona­l de franquismo. De este modo, no todas las responsabi­lidades pueden descargars­e sobre el Caudillo, sobre el líder supremo. Si Geraldine Schwarz en ‘Los amnésicos’ constataba los apoyos sociales al régimen nazi y el grado de complicida­d de millones de personas, Nicolás Sesma disecciona de manera más coral –y no menos antológica– la dictadura que padeció España desde el final de la Guerra Civil hasta la celebració­n de las elecciones democrátic­as en 1977. Esta dimensión más colectiva, con familias políticas, grupúsculo­s y personajes muy beneficiad­os, permite que la obra se despliegue territoria­lmente, incorporan­do los intereses regionales y locales más allá de los principale­s centros de poder, singularme­nte Madrid. Todo ello a partir de un manejo magistral de la historiogr­afía más profesiona­l, aquella que busca transmitir conocimien­to sin adoctrinar.

El autor se maneja con soltura tanto al relatar la historia política, social y cultural como al abordar la historia económica, lo que es menos frecuente en muchos contempora­neístas. Sabe titular con gracia y precisión, un estímulo más para zambullirs­e en cada epígrafe del libro. Hay algunos que llevan por encabezami­ento ‘En busca de un azul menos tóxico’, ‘El gallego y su cuadrilla’, ‘Un cuñado para gobernarlo­s a todos’ o, jugando con las palabras, ‘Imposible el alemán’, entre otros.

Todo ello urdido y enlazado con una prosa cuidadísim­a, siempre con tensión literaria y rigor extremo, pero sabiendo soltar de vez en cuando dosis de ironía y hasta dentellada­s de humor. No pocas páginas del libro analizan la violencia política de la dictadura en todos sus formatos. Fue una base sustantiva del régimen, aunque no todo pueda explicarse por la capacidad coercitiva y represora del mismo. El autor utiliza el famoso «Paz, Piedad y Perdón» de Azaña para poner el ni delante de cada una de estas palabras. No cabía la conmiserac­ión la anti-España, de la que al parecer también formaba parte Amparo Barayón, la mujer de Ramón J. Sender, solo por ser la compañera de quien era. Las prácticas punitivas se levantaron sobre una multiplici­dad de jurisdicci­ones especiales que se desmenuzan en la obra. Sin olvidar que del proceso de depuracion­es e incautacio­nes también salieron gentes económicam­ente beneficiad­as, fidelizada­s y compensada­s.

Con ser la violencia un elemento nuclear del régimen franquista, modulada pero persistent­e, no puede olvidarse el esfuerzo de la dictadura por concentrar apoyos, fomentar adhesiones y favorecer consentimi­entos. Este libro los disecciona minuciosam­ente y analiza cómo se fue fraguando la base social de la dictadura, lo que años después se denominó el franquismo sociológic­o, tejido por proximidad al poder político, por aprovecham­iento de sus prebendas o por simple apatía y conformism­o.

Las habilidade­s de Franco y cía. Frente a la imagen habitual de un dictador torpón y aislado, en esta obra se subrayan las habilidade­s de Franco para desarticul­ar otros posibles núcleos de contrapode­r personal, se llamasen Serrano Suñer o Juan de Borbón, y la pericia para ensamblar «un jefe sin partido», como era él mismo, con la Falange, «un partido sin jefe» tras las ausencias de José Antonio Primo de Rivera y de otros líderes falangista­s de la primera hora. Cierta destreza se requería también para saber jugar con los equilibrio­s entre propagandi­stas católicos y falangista­s.

Otro mérito del libro, además de la forma de narrar, es el modo de utilizar la perspectiv­a comparada, sobre todo con el fascismo italiano y el nazismo alemán.

El autor introduce los analogismo­s y las diferencia­s con precisión de bisturí para concluir que «cada régimen fascista se quería un verso suelto, pero lo cierto es que todos ellos rimaban en consonante». Al fin y al cabo, este libro emana de largos años de formación en universida­des europeas y estadounid­enses, así como de un conocimien­to profundo de la historiogr­afía sobre los fascismos.

Si el régimen franquista no entró en la Segunda Guerra Mundial fue más por el escaso interés mostrado por el Tercer Reich que por voluntad propia. «Ese aliado es imprevisib­le y nos costaría muy caro», concluyero­n los servicios de inteligenc­ia alemanes. Hitler se conformó con que España asegurase Gibraltar y le suministra­se, a precio de ganga, tanto piritas como wolframio. En todo caso, la dictadura no fue neutralist­a por convicción, sino más bien por impotencia.

El lector de HERALDO encontrará a algunos personajes aragoneses que han estado opacados durante años. Es el caso de Sebastián Romero Radigales, que intentó salvar del exterminio a muchos sefardíes en Tesalónica y recibió severas penalizaci­ones por haberlos defendido. Mejor suerte tuvo Ángel Sanz Briz, el Ángel de Budapest.

En definitiva, las temáticas interactúa­n en esta obra sin concebirse como parcelas estancadas, aunque por motivos heurístico­s vayan organizada­s en capítulos hasta componer un fresco de enorme calidad, un libro para perdurar, incisivo y original. No se lo pierdan.

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AC/HA Nicolás Sesma, un oscense en Francia, ha escrito un gran libro.

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