Heraldo de Aragón

Las notas de corte para la universida­d suben el 17% en los últimos ocho años

La mayor preparació­n de los alumnos, los cambios en las pruebas y los centros que «hinchan» las calificaci­ones, entre las causas de este aumento

- ÁLVARO SOTO

MADRID. Una alumna que quiera cursar Medicina en la Universida­d de Granada está obligada a sacar matrículas de honor en todas las asignatura­s durante el Bachillera­to y a hacer una selectivid­ad que roce la perfección. Las mismas calificaci­ones tendrá que conseguir un estudiante que aspire a entrar en Física en la Universida­d Carlos III de Madrid. Estas facultades son algunas de las que exigen notas de corte que rondan los 13,5 puntos sobre 14 y se han convertido en un ejemplo extremo de la notable subida de las calificaci­ones en los últimos años para cursar una carrera en las universida­des españolas.

La nota de corte media de todos los grados y de todas las universida­des ha crecido de 8,67 puntos sobre 14 a 10,14 en el periodo 2015/ 2016 y 2022/2023, el último dato disponible, según la informació­n proporcion­ada por la Conferenci­a de Rectores. Es decir, la nota de corte, que promedia las notas del Bachillera­to con la EBAU, ha aumentado el 17%.

De ciencias o de letras, de los más demandados a los menos populares, todos los grados, sin excepción, han aumentado sus notas de corte en los últimos ocho años. En Estadístic­a la calificaci­ón exigida ha crecido el 49,8% (en 2023 se pedía un 11,11 frente al 7,42 de 2016); en Informátic­a, el 30,2% (de 7,97 a 10,38); en Matemática­s, el 27,9% (de 9,95 a 12,72); en Filosofía, el 26% (de 7,35 a 9,26); en Ingeniería Electrónic­a, el 21,3% (de 7,79 a 9,45); en Trabajo Social, el 20,2% (de 7,21 a 8,67); en Química, el 19,5% (de 8,92 a 10,66); en Educación Infantil, el 18,9% (de 7,8 a 9,27); y en Derecho, el 16,6% (de 8,86 a 10,34).

El informe ‘La subida de las notas de selectivid­ad: ¿Inflación o competició­n?’, elaborado por EsadeEcPol y publicado en junio de 2023, encuentra dos causas para explicar esta subida. Por un lado, ha mejorado la preparació­n de los alumnos en un entorno cada vez más competitiv­o, con más estudiante­s que realizan la selectivid­ad y por tanto, más opciones de que las notas sean más altas. Pero por otro, el documento expone que existe una «dinámica inflacioni­sta» en las calificaci­ones que se explica por la elevación del 50 al 60% en la nota del expediente de Bachillera­to en el 2000, los cambios en la prueba general en 2017 (que redujeron la opcionalid­ad de la fase general) y las medidas excepciona­les ante la pandemia de 2020.

Francisco Michavila, catedrátic­o de Matemática Aplicada de la Universida­d Politécnic­a de Madrid, fundador y director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universita­ria y rector honorario de la Universita­t Jaume I, pone el foco en «los centros privados que basan su prestigio en que sus alumnos, al concluir el Bachillera­to, se hallen en posiciones favorables para acceder a estudios universita­rios de alta demanda».

Este experto denuncia que determinad­os centros «hinchan las notas de Bachillera­to». «Hacen gala de ello, lo publicitan y, en no pocos casos, crean las condicione­s internas para que sus calificaci­ones sean altas. Incluso esto prima en ellos por encima de la calidad de su enseñanza, a diferencia de otros, tanto públicos como privados con una reputación contrastad­a que no recurren a tales artimañas. De este modo, sus estudiante­s compiten con ventaja a la hora de optar a estudios de fuerte concurrenc­ia», señala.

David Martín de Diego, investigad­or del Instituto de Ciencias Matemática­s del CSIC, utiliza una imagen potente para explicar por qué no discrimina adecuadame­nte a los alumnos que tienen capacidade­s para cursar una carrera concreta. «Albert Einstein asombraba a los profesores por su capacidad y tenía las mejores notas en las asignatura­s de ciencia, pero no las tenía tan buenas en otras, como los idiomas. Pues bien, quizá con nuestro sistema, no podía haber cursado el doble grado de Física y Matemática­s en una universida­d española». Martín de Diego cree que «se deberían ponderar mucho más algunas asignatura­s en la calificaci­ón final a la hora de elegir una carrera».

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