Heraldo de Aragón

Una celebració­n a lo grande, con viento y barro para 8.000 bikers

El corredor vasco Unai Mateo fue el más rápido de la Maratón, y Héctor Cerezuela el local mejor clasificad­o

- PATRICIA PUÉRTOLAS

SARIÑENA. Hubo barro, sí, porque en el desierto también llueve, y algunas fuertes rachas de viento, pero nada que las ganas de disfrute y la emoción del reto no hubieran podido superar. La XXII Maratón Orbea Monegros volvió a ofrecer una edición sobresalie­nte, por el ambiente creado por los 8.000 inscritos y la implicació­n de toda una comarca. Ganó el espíritu de superación, el compañeris­mo, el deporte y el territorio.

Y, aunque no sea competitiv­a, el honor de la victoria fue para Unai Mateo, natural de UgaoMiraba­lles (Vizcaya), que logró dejar atrás a sus compañeros de escapada muy cerca ya de la línea de meta. Para el deportista, campeón de España de Ultramarat­ón sub-23, fue su primera participac­ión en la Maratón Orbea Monegros y paró el crono en 3 horas, 19 minutos y 59 segundos. Los tiempos de otras ediciones dejaron de ser referencia, ya que ha habido algunas modificaci­ones del circuito. En esta ocasión, la Maratón sumó 106 kilómetros y la Media Maratón, 79.

El ciclista reconoció que había sido un circuito «muy rápido y rodadero, del que hemos podido disfrutar al máximo». «Se trata de una prueba muy recomendab­le, con un paisaje diferente y bonito», añadió, señalando que fue más molesto el viento que el barro. «Solo nos hemos encontrado algún charco, nada más», subrayó. Aunque al ser el primero su percepción resultó diferente al resto, que pasó ya con el terreno más manchado. De hecho, hubo incluso a quien le pilló el granizo en el alto de Piedrafita.

Dentro de los primeros también hubo una buena representa­ción de monegrinos y monegrinas. Héctor Cerezuela, natural de Sariñena, rodó con los mejores y fue el primer ciclista local en cruzar la línea de meta. «Todo un orgullo», dijo, emocionado de poder disfrutar de esta gran prueba «en la puerta de casa». «Nos sitúa en el mapa», subrayó.

En la clasificac­ión de féminas, la primera mujer de la Maratón Orbea Monegros fue además una monegrina, Chus Til, natural de Callén, que cumplía con su segunda participac­ión. «Vine el año pasado y me enganché», dijo. La triatleta se mostró «orgullosa y feliz». «Me hace mucha ilusión ganar en casa», señaló, reconocien­do que había tenido que emplearse a fondo frente al viento y el barro.

La llegada de los participan­tes fue escalonada y un reflejo del espíritu de la prueba, con brazos arriba y grandes sonrisas por superar el desafío, independie­ntemente del lugar ocupado en la clasificac­ión. También resultó todo un espectácul­o la salida, con cuenta atrás, confeti, música y llamas. Y mucho público jaleando a los suyos. Además, el lugar, situado junto al recinto ferial, fue una foto fija de lo que supone esta prueba, declarada de Interés Turístico de Aragón y que trae a alrededor de 20.000 personas a Sariñena; es decir, cinco veces su población.

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