Heraldo de Aragón

La revancha del camarero: no sabían a quién hacían el ‘simpa’

Dos jóvenes se van sin pagar las cervezas y amenazando al hostelero y acaban detenidos por una grabación que entregó a la Policía e imputados por un delito más grave

- M. A. C.

No sabían a quién le hacían el ‘simpa’. Porque se ahorraron varias cervezas, pero la ronda al final les salió cara. Los protagonis­tas, dos jóvenes que este sábado, 27 de abril, acabaron en el calabozo por intentar jugársela al dueño de un bar del Casco Histórico de Zaragoza. A la hora de marcharse, le dijeron que no tenían dinero e incluso llegaron a amenazarle: «Soy de la mafia, mañana te voy a matar», asegura el hostelero que le espetó uno. Así que este terminó llamando a la Policía, pero no solo para denunciar el impago sino un delito más grave.

Los hechos se produjeron sobre las 8.40 en un establecim­iento de la avenida de César Augusto. Era temprano, pero parece que S. M. L., de 24 años, y J. G. M., de 27, ya iban algo bebidos. Y tampoco pidieron café, sino uno una cerveza cada uno. El problema se produjo cuando estos jóvenes dijeron después que no iban a pagar y el responsabl­e del local les preguntó por el motivo. En ese momento, uno de los individuos cogió un botellín de la barra y se encaró contra el hostelero de forma amenazante.

No llegaron a lanzarle la cerveza, pero los autores del ‘simpa’ se quitaron de encima al dueño del bar a base de amenazas, insultos y empujones. Lejos de amedrentar­se, este llamó a la Policía Local, que no tardó en enviar una patrulla. Nada más llegar, la víctima contó a los agentes lo sucedido y les mostró las grabacione­s de seguridad. Porque, según el denunciant­e, los fugados habían estado ofreciendo un «polvo blanco» que parecía cocaína a los clientes.

Tatuado en el cuello

Con la informació­n recibida, los policías hicieron varias batidas por la zona para intentar localizar a estos jóvenes. En la esquina del Coso con la calle de Galo Ponte vieron a alguien cuya indumentar­ia y caracterís­ticas coincidían con la de una de las personas que aparecían en las imágenes. Al acercarse, comprobaro­n que también llevaba el tatuaje de una ametrallad­ora en el cuello, como el de la grabación, por lo que quisieron darle el alto. J. G. M. trató de marcharse e intentó zafarse de los agentes cuando iban a detenerlo, pero acabó en el calabozo.

A unos cuarenta metros del lugar donde se encontró al primer sospechoso apareció el segundo, S. M. L., quien también ofreció una fuerte resistenci­a activa durante el arresto. Hasta el punto de que uno de los policías sufrió algunas lesiones.

Durante el cacheo de J. G. M., se comprobó que este llevaba en el bolsillo un envoltorio de plástico con polvo blanco en su interior, razón por la que se le propuso para sanción. Pero como hicieron constar los funcionari­os en el parte, este llegó a jactarse de que no le habían encontrado la bola de cocaína que supuestame­nte portaba y de la que al parecer logró desprender­se antes de ser engrilleta­do. Los dos detenidos fueron asistidos después por la letrada Marina Ons, quien pidió su puesta en libertad.

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