Bobo Keita busca la nulidad del juicio que lo condenó por asesinar a su cuñado
ZARAGOZA. Bobo Keita, gambiano de 43 años, quemó ayer su penúltimo cartucho para eludir la condena de 23 años de prisión que le impuso la Audiencia Provincial de Zaragoza por asesinar a su cuñado, Alie Sidibeh, en junio de 2022, en las escaleras del edificio donde residía este último en el barrio de Delicias.
Ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), su abogada defensora designada por el turno de oficio, Elena Carnicer, solicitó la nulidad del juicio por varios motivos, todos ellos rebatidos después por la Fiscalía y las acusaciones particulares.
La letrada incidió precisamente en la falta de legitimación de las acusaciones para estar personadas en la causa –una en nombre de Aminata, mujer de Bobo Keita y hermana del asesinado, y otra por Chima Sidibeh, hermano de la víctima–. La razón es que, según los documentos y filiación de los cuatro, no tienen relación de parentesco y no coinciden los nombres y apellidos de los progenitores. En el juicio celebrado ante un jurado popular el pasado enero, la abogada planteó que en su país se considerarán familia, pero en España no consta ninguna documentación que lo avale.
La cuestión no es baladí, pues una de las circunstancias agravantes del delito que el jurado entendió que concurría fue la de parentesco. No obstante, el fiscal del TSJA, Enrique Pera, y las acusaciones, a cargo de María Fornoza y Carlos Estremera, señalaron que esa cuestión se debería haber planteado durante la instrucción, que duró dos años, y no en la vista oral o ahora, aunque añadieron que es cierto que en ese momento Elena Carnicer no ejercía la defensa.
La letrada cuestionó también la cadena de custodia de las pruebas biológicas y vestigios recogidos en el lugar del crimen y las imágenes de Bobo Keita grabadas en el bar donde se lavó la sangre y que se aportaron al proceso mediante la grabación realizada por un policía con su teléfono móvil del celular del dueño del local.