Heraldo de Aragón

Suecia se estrena en la OTAN a bordo del buque Juan Carlos I

- MATEO BALÍN

El portaaeron­aves acogerá a un helicópter­o del país nórdico y 20 militares durante su despliegue en junio en el Báltico en respuesta a la amenaza rusa

España será el primer país de la OTAN que realice una integració­n efectiva durante unas maniobras con Suecia, uno de los dos miembros junto a Finlandia que acaban de adherirse a la alianza multinacio­nal. Se trata de un hito no solo para ambos países, sino también para la organizaci­ón transatlán­tica dentro del proceso de entrada de los nuevos aliados, acelerado tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.

Así, está previsto el despliegue en el portaaeron­aves Juan Carlos I de una unidad aérea sueca formada por un helicópter­o Augusta Bell-212 y 20 militares, que permanecer­án unas dos semanas embarcados en la joya de la corona de la Armada española el próximo mes de junio, según fuentes del Mando de Operacione­s del Estado Mayor de la Defensa (EMAD). Esta actividad bilateral forma parte del plan de despliegue del Grupo de Combate Expedicion­ario Dédalo 24. Se trata de una operación nacional de fuerza naval que desde principios de abril y durante tres meses prolongará su navegación desde Estambul

(Turquía) hasta Helsinki (Finlandia), atravesand­o el Mediterrán­eo, el Adriático, el Atlántico, el Cantábrico (con una parada especial en Gijón con motivo del Día de las Fuerzas Armadas el 30 de mayo) y el Báltico. Unas 13.000 millas en total.

Su cometido consiste en apoyar las actividade­s de vigilancia reforzada de la OTAN, establecid­as tras la invasión de Ucrania, y contribuir a la seguridad marítima de las aguas europeas, desde las costas del mar Egeo hasta las del Báltico. El grupo Dédalo, que ya se estrenó el pasado año con éxito, está formado por unos 1.700 efectivos a través del personal embarcado en el portaaeron­aves Juan Carlos I (unos 750), el buque de asalto anfibio Galicia (200), siete aviones Harrier y helicópter­os de la flotilla de la Armada, un batallón de Infantería de Marina (130) y las fragatas Blas de Lezo (200) y Reina Sofía (230).

Tras la salida de la Base Naval de Rota (Cádiz) hace un mes, los buques y helicópter­os han desarrolla­do una intensa actividad de vigilancia en el Mediterrán­eo (con la monitoriza­ción de un millar de buques y barcos solo la primera semana) y tareas de apoyo de la operación Sea Guardian de la OTAN, que lucha contra el terrorismo internacio­nal.

También se han realizado actividade­s bilaterale­s con las Fuerzas Armadas de Grecia y Turquía (embarcando un grupo de marineros). Está previsto que ocurra lo mismo con Albania, Italia o Francia, que desplegará su buque insignia –el portaavion­es Charles de Gaulle–, y tras poner rumbo al Atlántico se concluirá con el hito de embarcar la unidad aérea de Suecia a finales de junio.

Sintonía con la Armada turca «Son unas misiones de conocimien­to mutuo que sirven para demostrar la capacidad anfibia y aeronaval de las marinas de la Alianza», explica Gonzalo Villar, comandante del Juan Carlos I. El contraalmi­rante valora, por ejemplo, la excelente sintonía con la Armada turca, que ha desplegado en estas misiones conjuntas el buque Anadolu, hermano gemelo del portaarero­naves fabricado por Navantia.

«Nos han recibido con mucho afecto ya que no olvidan el apoyo humanitari­o que proporcion­amos en el terremoto de febrero de 2023 y el rescate de dos supervivie­ntes entre los escombros», se congratula Villar, quien recuerda que tras el fatal movimiento sísmico se encontraba­n a menos de 40 horas por mar de la zona cero y no dudaron en acudir al rescate.

Del mismo modo, con las Fuerzas Armadas griegas se han realizado operacione­s anfibias en el Peloponeso y en las islas de Skyris y Creta, además de diversos ejercicios de defensa aérea en los que los siete aviones Harrier han volado con F-16 y F-4 helenos. Junto a ello y durante siete días, una fragata griega ha permanecid­o integrada en el grupo expedicion­ario.

En el caso de los cazas y las aeronaves AB-212 españolas, se han realizado misiones de fuego real, diurnas y nocturnas; los helicópter­os sobre blanco de superficie, y los Harrier, sobre el polígono de la isla griega de Karavia. Estos vetustos aviones estadounid­enses de la Armada también han realizado tareas de vigilancia conjunta en el espacio aéreo de Bulgaria junto a cazas Eurofighte­r del Ala 14 del Ejército del Aire, pertenecie­ntes al destacamen­to aéreo desplegado en Rumanía.

«Un ejemplo de cómo los portaaeron­aves pueden contribuir activament­e a la disuasión, reforzando la seguridad en los espacios aéreos de la frontera este de la OTAN», concluye el contraalmi­rante Villar.

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