Heraldo de Aragón

«Las redes sociales suponen volver al corral, pero con alambradas bonitas y filtros ‘chic’»

Miguel Trillo, conocido como ‘el fotógrafo de la Movida’, se centra ahora en el ‘cosplay’ y las tribus urbanas asiáticas «Tengo experienci­a de alcantaril­la», bromea

- C. PERIBÁÑEZ

ZARAGOZA. Miguel Trillo es historia viva de la fotografía en España. Hace unos días visitó la sala i_10 del centro Joaquín Roncal de Fundación Caja Inmaculada para ofrecer una charla acerca de su trayectori­a y sus nuevas inquietude­s.

La etiqueta de ‘el fotógrafo de la Movida’, ¿puede ser un lastre?

También se decía de Ouka Leele y mira que siguió haciendo cosas después... La Movida fue un periodo que marcó a la sociedad y que yo pude retratar, pero también es recurrente –por ejemplo– cuando se saca lo de ‘la dolce vita’ cada vez que aparecen Fellini o Antonioni. Sí, fotografié la Movida, pero también en aquella época hice muchas fotos del ‘hip hop’, del grafiti, de los primeros cantantes de rap vinculados con la base de Torrejón. ¿Te acuerdas de Sweet o del ‘Hey, pijo’ de Randy? No es casual tampoco que Zaragoza fuera otra cuna de estas músicas.

¿Cómo se da el salto de las tribus urbanas de los 80 hasta el ‘cosplay’ que le seduce hoy?

Digamos que se desniveló el mapa. Antes los movimiento­s venían de Londres como el ‘punk’ o el ‘hip hop’ de la Costa Este, y ahora lo más interesant­e para la gente joven viene de Japón o Corea: los ‘pósters’ de Los Ramones han dado paso al manga.

¿Y usted cómo consigue estar siempre a la última?

Debe ser un sexto sentido que tengo. Bueno, a cualquiera en Kuala Lumpur le sorprender­ía ver chicas ‘skater’ con el velo, ¿no? Dado que todo América y Europa es cristiana, con una cultura muy similar, creo que ahora es en Asia donde se produce una lectura distinta: hay países musulmanes, budistas, cristianos, ateos… Me encanta ver a un joven ‘sij’ con su turbante en un festival de cómic o en un concierto de rock. rios discos a su nombre. Le acompañan cuatro músicos de alto nivel procedente­s de la escena jazzística barcelones­a: el finísimo guitarrist­a Dani Comas, el bajista Juan Pablo Balcázar, Dani Domínguez a la batería y Juan Berbín en las percusione­s.

El saxo alto de Xpósito posee un sugestivo tono cálido y melódico –personalme­nte, uno lo prefiere soplando que rapeando– y sus composicio­nes (entre ellas destacaron ‘En las nubes’, ‘Raros’ o ‘1974’) combinan la herencia del bop con acentos de jazz contemporá­neo, se adoban con toques de funk o soul y se expresan mediante las rimas. Los resultados son a menudo atractivos, aunque a veces caen en cierta repetición de los patrones rítmicos.

Sí, sí, pero ¿cuál es su táctica para acercarse a ellos?

Voy por la calle y sigo lo que me llama la atención. Es instinto y debo tener empatía para que ellos se sienten a gusto. Antes llevaba un cuadernito de fotos para mostrar mi trabajo, pero ya no me hace falta. Tengo cierta capacidad para conocer la calle, yo lo llamo ‘experienci­a de alcantaril­la’.

¿Antes tiraba más del blanco y negro que ahora?

Es que hace años llevaba dos cámaras y yo mismo tenía que revelar las fotos en un laboratori­o doméstico. Eso me permitía jugar más. Era una paradoja: si tú mismo no positivaba­s las fotos, entonces no eras fotógrafo aunque las hicieras.

No tuvo miedo a saltar al digital...

¡Qué va! Es estupendo. Ahora llevo solo una cámara y suelo hacer todo a color. Me permite saltarme las fronteras: antes ibas con los carretes por los aeropuerto­s y siempre había problemas.

¿De qué tipo?

En países sin libertad. Recuerdo que hice fotos a raperos en Puerto Rico, Manila y La Habana. En Cuba lo controlaba­n todo y el servicio de inteligenc­ia sabía que no era un turista, pero tampoco un periodista. Mientras no me metiera en temas políticos, no me incautaría­n el material en la frontera. Es curioso que también en Vietnam, en su día, había que pedir permisos para hacer actos culturales y los censores no se preocupaba­n por hacer un canto al capitalism­o sino por que no hubiera un desnudo que fuera contra la moralidad.

Eso vuelve a pasar hoy con las redes sociales que no se puede poner ni un simple pezón...

Es la vuelta al corral del gallinero: está todo el mundo picoteando el pienso que le dan en la granja y no se dan cuenta de que están rodeados de alambradas. Alambradas bonitas, con filtros ‘chic’, pero sólo puedes ir por las avenidas que ellos te indican. Parece que ves la calle o el campo, pero estás encerrado.

Se pierde lo genuino, supongo.

Es como la pregunta de «¿qué es ahora lo ‘undergroun­d’?». Hay guías de la ‘Barcelona desconocid­a’ y llegas al sitio y está lleno de guiris. Las redes hacen que todo sea más contradict­orio.

La temperatur­a subió considerab­lemente al final con la irrupción de Kase.O para interpreta­r pelotazos de su trabajo conjunto del calibre de ‘Como el sol’ o ‘Boogaloo’, para delirio de una variopinta parroquia. Sin duda, una excelente manera de acercar el jazz a nuevos públicos, o el rap a quienes no comulgan con la ortodoxia purista del género. Y ver a la pequeña hija de Kase, cobijada a la sombra de su papi, acompañand­o al percusioni­sta también tuvo su miga.

JAZZ MAGNETISM ★★★★

Componente­s: Escandalos­o Xpósito, voz y saxo; Dani Comas, guitarra; Juan Pablo Balcázar, bajo; Dani Domínguez, batería; Juan Berbín, percusione­s.

Viernes, 10 de mayo de 2024.

Rock & Blues Café, Zaragoza. Lleno.

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FRANCISCO JIMÉNEZ Trillo, retratado hace unos días en las escaleras del Centro Joaquín Roncal.
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