Heraldo de Aragón

El general al que quiso secuestrar el jefe de los mercenario­s de Wagner

- J. GÓMEZ PEÑA

MADRID. Serguéi Shoigú, ministro de Defensa ruso desde 2012 hasta ayer, es el militar que sale siempre en las fotografía­s de actos públicos tras Vladímir Putin. Uno de los pocos con el privilegio de acompañar al presidente en sus paseos por el bosque o de posar a su lado con el torso desnudo en un paisaje gélido. Fueron compañeros en un equipo de hockey. Shoigú también fue el general que se enfrentó con el jefe de los mercenario­s de Wagner, Evgueni Prigozhin, que trató de secuestrar al ahora destituido ministro.

Antiguo cocinero en San Petersburg­o y también íntimo de Putin, Prigozhin pidió la cabeza de Shoigú en 2023, en plena invasión de Ucrania. El presidente ruso tuvo que elegir entre uno y otro y se quedó con el ministro, que siempre había desconfiad­o de los paramilita­res.

Prigozhin, harto de la falta de suministro­s para sus tropas en el frente ucraniano, insultó en público a Shoigú. Cuando Putin se negó a destituir al general, el líder de Wagner inició una marcha militar sobre Moscú para capturar a

Shoigú y a su principal asesor. Aquel viaje no llegó a la capital; se desvió hacia un refugio en Bielorrusi­a. Luego, el jefe de los mercenario­s y parte de sus colaborado­res murieron en un extraño incidente de aviación.

Shoigú, que está a punto de cumplir 69 años, forma parte del círculo de Putin. Ascendió al puesto de general en 1992. Al mando del comité de defensa civil supo crear una estructura sólida con los restos del naufragio del régimen soviético.

La invasión de Crimea

Nació en Tuvá, una región donde se mantiene el budismo. Es hijo de un funcionari­o de alto rango y trabajó varias décadas en grandes obras en Siberia. A Moscú llegó de la mano de Boris Yeltsin. Su labor como ministro de Situacione­s de Emergencia fue premiada en 2012 con su llegada a la cartera de Defensa. Sustituyó a Anatoli Serdiukov, que se había enfrentado a importante­s mandos militares por imponer el recorte en el número de oficiales.

Dos años después, su figura fue clave en la invasión de Crimea, el primer paso de la guerra que ahora se libra en Ucrania. Bajo su responsabi­lidad se desarrolló también la campaña militar rusa en Siria, donde ya tuvo un primer encontrona­zo con los mercenario­s de Wagner. A Shoigú le atribuyen la modernizac­ión del ejército ruso.

De hecho, su nombre ha figurado mucho tiempo en la breve lista de posibles candidatos a suceder al actual presidente. El ayer destituido ministro de Defensa nunca levantó la mano. Se mantuvo siempre en segunda línea. Hacer sombra a Putin es peligroso. El hombre que pasea con el presidente estuvo, eso sí, en medio de un escándalo. El líder opositor Alexéi Navalni, fallecido en febrero en un cárcel del Ártico, denunció en 2015 que Shoigú, con fama de austero, se había hecho de forma irregular con una mansión en las afueras de Moscú. La casa tiene 1.240 metros cuadrados y un garaje de 133 metros.

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